Ideas

Perspectiva de niñez

Qué fácil es romper la inocencia de un niño; qué fácil es vulnerarlo, arrebatarle la tranquilidad y provocarle dolor. Qué fácil es abandonarlo como si no hubiera consecuencias. Es imposible que un niño se defienda; ese pequeño cuerpecito es incapaz de repeler la agresión de un adulto.

Hace unos días todos nos retorcimos de rabia cuando se dio a conocer la noticia de que una niña de tan sólo ocho años había sido abusada en plena vía pública en López Mateos por un sujeto de 35 años. Así, sin más. Primero me pregunté: “¿A caso a nadie le hizo falta una niña pequeña que en medio de la noche estaba en manos de un desconocido? ¿Por qué no hubo una Alerta Amber?” La respuesta vino después y fue mucho peor.

En imágenes que no se dieron a conocer y que corresponden a la cámara de vigilancia de un establecimiento de dicha arteria vial se ve que la pequeña y el sujeto caminan juntos; la niña avanza dando saltos, no le teme, como si no fuera un agresor quien la lleva de la mano.

La intervención de varios transeúntes logró la detención del pedófilo. Las autoridades actuaron con celeridad: un año en prisión preventiva en lo que se anuncia su sentencia. La niña ahora se encuentra bajo custodia de Ciudad Niñez, con un rompecabezas por armar para recuperar su vida. Las piezas no encajan del todo; sin embargo, entre ellas se presume abandono, violencia y abuso sexual, y tiene sólo ocho años.

De acuerdo con información de la Red por los Derechos de la Infancia (REDIM), el año pasado 535 menores fueron atendidos en hospitales de Jalisco por abuso sexual, 490 eran mujeres, es decir el 91.6% de los casos. Sin embargo, las carpetas de investigación por abuso son mucho más alarmantes sin que haya intervención médica de emergencia.

La cifra negra es aún peor, ya que la mayoría de los casos de abuso no se denuncian y cuando lo hacen y se logra una detención, la sentencia no siempre llega con la velocidad que la víctima o su familia desearía para poder cerrar esa herida abierta. Para muestra el caso de un sujeto que acaba de ser sentenciado a cinco años de prisión por la agresión a una menor de cinco años ocurrida en 2020 en el municipio de Tototlán. Lo peor de todo es que fue detenido en flagrancia, y aún así le tomó a las autoridades tres años dictar una sentencia.

Cerca del 30% de la población en Jalisco es menor de edad, hay más de 2.6 millones de niños, niñas y adolescentes, como sociedad debemos encontrar la manera de garantizar su seguridad y tener en cuenta qué acciones se están tomando para prevenir casos como el de esa pequeña que presuntamente fue abandonada sin pensar en las consecuencias. ¿Qué sanciones habrá para cada uno de los adultos implicados en ello? Lamentablemente no tengo la respuesta; por alguna parte habrá que iniciar a buscarla, quizá podamos considerar una perspectiva de niñez como primer paso y reenfocar la dimensión del daño, quizá así entendamos de qué se trata. No se puede normalizar y ocultar una agresión; no se trata sólo de las autoridades, los agresores están en todas partes. Saber que tenemos hijos -niñas o niños- y que están expuestos es aterrador, pero no podemos paralizarnos. Debemos tener claro el compromiso con nuestros pequeños, los propios y los que no lo son, por esas personas que se comprometen con la niñez hay un agresor detenido, por ellos una niña tendrá justicia y se encuentra segura; sin embargo, a diferencia de ella, hay otras víctimas que deben aprender a vivir con la indolencia y la impunidad.

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