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Periodismo vs Inteligencia Artificial

Hace unos días apareció NAT, la primera presentadora de noticias de Grupo Fórmula basada en Inteligencia Artificial. “Durante mis intervenciones estaré informando cada hora sobre los últimos acontecimientos en México y en el mundo”, le dijo a un pasmado López Dóriga que la entrevistó en vivo. 

El veterano periodista le preguntó si algún día lo iba a sustituir: “No, Joaquín, eso nunca”, respondió NAT: “Me falta mucho por desarrollar y nunca podré superar tu capacidad y el conocimiento que todas tus vivencias crean en tu persona”. 

Ese momento inédito confirmó una cosa: soplan nuevos vientos para la profesión. Periodistas, abróchense sus cinturones. 

La carrera de Periodismo en la UdeG ha perdido demanda dramáticamente en la última década (ya es de esas licenciaturas que cada año se queda con espacios sin ocupar). En 2012 había 488 estudiantes de periodismo en dos centros universitarios regionales. Hoy están matriculados sólo 177 alumnos en tres centros regionales. Este fenómeno se replica a nivel nacional. 

El periodismo ha dejado de ser una profesión atractiva. ¿Por qué? Hoy que más necesitamos profesionales de la información resulta una paradoja que tengamos menos. 

Cuando se habla de precarización laboral y los salarios tengo mis dudas acerca de culpar al dinero como el único responsable: nadie se hace rico en este oficio y ningún periodista ejerce por dinero o para amasar una fortuna. Siempre fue así. Este oficio se ejerce por pasión y convicción. Sin embargo, supongo que en la actualidad hay más opciones para los y las jóvenes que hacen esta profesión menos atractiva y rentable. Desean un futuro rápido, un ascenso inmediato y estelar cuando este oficio, como todos, supongo, requiere paciencia, tiempo y mucho trabajo.   

Seguro que la Inteligencia Artificial será otro golpe más a una profesión que cada vez demanda más especialización y pensamiento complejo, pero cada día con menos soldados en sus filas.   

Sin duda, NAT sustituirá a un perfil de comunicador: el simple reproductor y recopilador de contenido lineal. Y lo hará más rápido, más eficiente y más barato. Pero no sustituirá al periodismo como un oficio intelectual, y no sólo como “ponegrabadoras”, la forma en que nos retrata la clase en el poder para denostarnos como simples emisarios de “intereses oscuros”. Por ejemplo, NAT puede informar notarialmente del estallido social en Francia por la reforma a pensiones, pero jamás pondrá un espejo ante el lector para entender por qué ese tema en Europa le concierne a un trabajador en Guadalajara. 

Como dijo una vez Tomás Eloy Martínez, más que nunca “hay que hacer que lo importante sea interesante”. Y evitar caer en la trampa de la polarización, pues cribar a la humanidad entre buenos y malos no es trabajo del periodista (Óscar Martínez dixit).    

Finalmente hay algo que la Inteligencia Artificial no podrá hacer mejor: contar con pasión y ambición literaria una historia, más allá de notariar la información diaria.  

Siempre he dicho que el periodismo es la única profesión en la que transcurren diez horas, ves el reloj, y juras que transcurrieron diez minutos. Esa subjetividad humana es necesaria para interrogar a la realidad (el mito de la objetividad quedó atrás). 

Porque el buen periodismo comienza por tener una buena duda en una época de certezas y verdades. La duda incomoda como un antivalor: ¿cómo te atreves, fariseo, a preguntar? Todo tiene una lectura política, una intención oculta, un fin espurio, pero la curiosidad no es de izquierda ni de derecha. En periodismo -el que heredamos como tradición y oficio- se duda simplemente por el arte de dudar. Porque siempre, siempre, siempre la realidad es más compleja.

jonathan.lomelí@informador.com.mx
 

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