“Perdonazo” al Jefe Diego
Diego Fernández de Cevallos, uno de los políticos más acaudalados del país, debía 984 millones de pesos (mdp) de impuesto predial, y sin embargo apenas pagó poco más de 12 mdp, por lo que recibió una mega condonación de 972 millones.
La historia es la siguiente. Fernández de Cevallos, el siniestro y poderoso político panista, tiene el rancho “El Estanco” de 220 hectáreas en el municipio Colón, Querétaro, del que no había pagado impuesto predial desde 1994.
El actual presidente municipal, José Alejandro Ochoa Valencia, que era priista hasta 2015 y que llegó al cargo postulado por el Partido Acción Nacional (PAN), informó el 26 de septiembre que Fernández de Cevallos tenía un adeudo de predial de 300 mdp y que haría todo lo posible por cobrárselo.
Poco después el área de comunicación del municipio reveló que el adeudo ascendía a 946.8 mdp. Días después, en entrevista con Julio Hernández en Radio Centro, el alcalde detalló los montos del adeudo y el total ascendía a 984.7 mdp. Tras estas revelaciones ocurrieron dos cosas: la dirigencia del PAN en Querétaro anunció que abriría un proceso interno en contra del alcalde de Colón por conductas impropias, y lo segundo es que el mismo Diego Fernández mantuvo una reunión con el presidente municipal. Tras esto, se informó esta semana que el ex candidato presidencial del PAN pagó a la tesorería del municipio 12.7 millones de pesos, concretándose así una condonación de 98.5 por ciento de lo adeudado desde 1994. El alcalde Ochoa Valencia informó en sus redes sociales que se llegó a un acuerdo “conforme a derecho”.
Habría que ser muy ingenuos para creer que este “perdonazo” de 972 mdp al Jefe Diego es “conforme a derecho”; habría que ser muy ingenuo para no pensar que detrás de esta mega condonación hay tráfico de influencias, relaciones políticas o hasta amenazas que salen a relucir para que el personaje político más poderoso, en este caso Diego Fernández, imponga su voluntad.
¿Cuántos contribuyentes del país pueden tener el privilegio de dejar de pagar el predial durante 25 años y al final pagar apenas 1.5 por ciento de lo que adeudan?
La respuesta es cero. Si no se pertenece a la minoría de políticos, empresarios, comunicadores, criminales, clérigos o artistas que tienen suficientes contactos y conexiones políticas y medios económicos abundantes, el resto de los mortales debe pagar los impuestos prediales (y fiscales) que corresponden excepto con los descuentos de ley en el plazo que corresponden.
El Jefe Diego no pagó los impuestos que le corresponden sencillamente por su pistolas, porque es uno de los personajes más influyentes y siniestros del sistema político mexicano y simplemente impone su voluntad, y su voluntad es no pagar 972 millones de pesos. Sencillamente no pagó porque pertenece a la élite de los que tienen conexiones políticas y medios económicos para hacer lo que quieran, incluso pasar por sobre leyes y reglamentos que rigen y se imponen al resto de la sociedad, incluso mediante métodos violentos.
Este es justamente el tipo de hechos y conductas que irritan y tienen hasta el hartazgo a la mayoría de la sociedad mexicana. Los abusos, las prebendas, los dispendios, la vida de lujo escandaloso de una élite que presumen ante una mayoría que tiene carencias materiales y es obligada a una vida de pesado trabajo para tratar de vivir con dignidad.
Casos semejantes al “perdonazo” de impuestos que se le dio al Jefe Diego se denunciaron recientemente en Chile, antes de que estallara la revuelta social en curso. En mayo pasado se dio a conocer que el presidente Sebastián Piñera debía 30 años del impuesto predial en su casa de descanso en el lago Caburgua. Pero apenas pagó el adeudo de tres años.
En agosto del año pasado también se autorizó que grandes empresarios chilenos repatriaran capitales que tenían en paraísos fiscales (para no pagar impuestos) y que apenas pagaran 10 por ciento de ellos, no cerca del 30 por ciento que paga el común de los chilenos. Estos dos casos son conocidos como el “perdonazo” en la protesta social de los chilenos.
Son casos claros de abusos de los privilegiados y que lastiman e indignan a la mayoría que paga por los abusos de los de arriba, de la élite privilegiada.
En México ocurre exactamente igual. Hay que ver hasta cuando nos llenan el buche de piedritas y se empieza a cobrar cada agravio. Es cuestión de tiempo.