Pena de muerte ¿por la homosexualidad?
Hace cuatro meses -25 de enero- durante una entrevista con la agencia de noticias Associated Press, el Papa Francisco dijo que la iglesia católica debe de trabajar para acabar con la legislación “injusta” que penaliza las relaciones homosexuales en todo el mundo, además de establecer que la homosexualidad no es un delito. “Todos somos hijos de Dios, y Dios nos ama como somos y por la fuerza que cada uno tiene que para luchar por su propia dignidad. Ser homosexual no es un delito. Y establece que debe hacerse un esfuerzo por trabajar para abrogar aquellas leyes que criminalizan o discriminan a la comunidad LGBTQI.
Bueno, pues parece que el gobierno de Uganda no va de acuerdo con la filosofía anterior. El lunes pasado Yoweri Museveni, presidente de ese país africano promulgo una nueva y polémica ley contra la homosexualidad, a la que considera ilegal y que puede ser penalizada hasta con cadena perpetua y hasta con pena de muerte en casos agravados, como es el caso de tener relaciones homosexuales con menores de 18 años.
Desde hace algunos meses, cuando que se conoció de las intenciones del gobierno ugandés, las represalias a la comunidad LGBTQI se han intensificado, como sucedió con la iglesia Adonai Inclusive Christian Ministries, que es la única con líderes homosexuales, que no soportaron la presiones y agresiones de muchos sectores de la sociedad y que decidieron cerrar sus puertas.
Las reacciones en todo el mundo no se hicieron esperar. Posiblemente una de las más serios se hizo desde la Casa Blanca, donde el presidente Joe Biden, quien dijo que “vergonzoso acto es el último acontecimiento en una alarmante tendencia de abusos de los derechos humanos y corrupción en Uganda”, y ordenó al Consejo de Seguridad Nacional a que evalúe una serie de sanciones de todo tipo.
Los temas relacionados con la comunidad LGBTQI se han convertido en parte de la agenda política, como sucede con el gobernador Ron DeSantis, el aspirante republicano a la presidencia de Estados Unidos, quien en la Florida promovió y aprobó la ley que prohíbe la enseñanza sobre orientación sexual e identidad de género, que a todas luces es una medida discriminatoria.
En México, aunque la comunidad LGBTQI aún enfrenta ciertos desafíos sociales, entre ellos un rechazo laboral en ciertas ocupaciones, se han dado grandes pasos en la integración de sus miembros como parte de una sociedad integral. Y ése sector en nuestro país es numeroso e importante. De acuerdo con la Encuesta Nacional sobre Diversidad Sexual y de Género, 1 de cada 20 mexicanos se identifican dentro de esa comunidad, lo que significa que son poco más de 5 millones de personas están en ese nicho.
Una conclusión importante es que ante el problema de mentalidad y animadversión de mucha gente en el mundo, como dijo el Papa Francisco, dentro de la sociedad debemos de “someternos a un proceso de cambio para reconocer la dignidad de todos”.
¿Usted, qué opina?
Daniel Rodríguez
daniel.rodriguez@dbhub.net