¿Peligran las remesas?
Uno de los ingresos más importantes para México son las remesas que este año sobrepasarán los 33 mil millones de dólares. Sin duda representan una ayuda sustancial para las familias mexicanas, y también para el crecimiento económico del país. Sin embargo, se debe insistir sobre la importancia de reducir la dependencia de este ingreso y la pertinencia de generar crecimiento económico internamente.
Como lo he dicho en repetidas ocasiones, los contextos están cambiando rápidamente y los discursos localistas y nacionalistas se están exacerbando, particularmente en Estados Unidos, aún más en vísperas de las próximas elecciones. El discurso anti-inmigración tiene una creciente aceptación en la población norteamericana y las medidas de Trump pueden resultar impredecibles como vimos con la crisis de los aranceles que por cierto resultaron benéficas para su discurso.
En esta lógica un riesgo potencial podría ser un discurso nacionalista de parte de Trump alegando que las remesas constituyen una fuga de capitales que no se invierten o ahorran en Estados Unidos; estos no sólo por parte de los inmigrantes indocumentados sino también por los que han adquirido residencia permanente o la nacionalidad. El tema es que las cifras no son menores. Según Pew Research, en el año 2017 se enviaron más de 148 mil millones de dólares en remesas desde Estados Unidos a otros países y de esos, más 30 mil millones fueron a México. Estos representan cerca de 3% de nuestro PIB.
Mucho se ha estudiado sobre la relación que existe entre las remesas, el crecimiento económico y la reducción de la pobreza en los países receptores. Sin embargo, poco o nada se ha estudiado del impacto económico por la salida de esos capitales en los países desde donde se envían. Como mencionaba, con el resurgimiento de los nacionalismos, hay un peligro latente que se propague un discurso alegando un “bajo compromiso” de parte de las personas que envían estas remesas con el país en el que residen. En vez de invertirlo o ahorrarlo en este, el dinero sale y se esfuma. Trump todavía no ha hablado de la inmigración desde esta perspectiva, pero en un futuro, es muy probable que su discurso ya no esté centrado únicamente con la legalidad o ilegalidad de las personas sino desde la perspectiva de la salida de capitales. Y como lo vimos con los tratados de libre comercio donde también resonaron con los demócratas, este tema puede crecer.
Los riesgos podrían ser, entre otros, que considere imponer un impuesto sobre las remesas (que ya en algún momento ha mencionado) alegando que estas reducen el consumo, ahorro e inversión en los EUA. Los que defienden que estas no son negativas alegan que, aunque sí representa una salida de capitales, mucho del dinero que va a México regresa a través de la compra de bienes y servicios norteamericanos. No obstante, esto no es representativo porcentualmente del monto total de las remesas que salen al mundo. A final de cuentas este es un tema político no económico.
Y es precisamente desde el punto de vista político, que esta perspectiva podría tener eco en la próxima campaña. Hay que recordar que hoy los punteros demócratas también siguen hablando sobre aspectos negativos de los tratados comerciales. Hoy no hay certeza que el T-MEC se firme. Los cambios en el discurso y la forma de hacer política hacen necesario que México reduzca su dependencia de las remesas y exportaciones y que se preocupe más por generar crecimiento con estrategias internas.