Parásitos
Los primeros parásitos eran burócratas. No es mala onda con los servidores públicos: esta palabra, que pasó del griego al latín, significa comensal, pero primero fue aplicado a los funcionarios encargados de supervisar las cosechas y la realización de las fiestas en honor a los dioses. Fue hasta el siglo XVIII en Francia en que el término parásito se aplicó a la biología y en el siglo XX que en México comenzamos a usarlo para referirnos a los partidos que viven de otro organismo político.
Esta elección les dio vida a cuatro partidos que, en respeto al espíritu de nuestra democracia, no deberían existir pues están ahí no por los votos de los mexicanos sino por las negociaciones con los partidos que, en busca de ese punto, de esos votos decisivos en el momento final de una elección cerrada, están dispuestos a pagar precios exorbitantes por ellos.
PT, PES, Panal y Verde están sobre representados en las Cámaras merced no a sus votantes sino a sus habilidades negociadoras. Los dos primeros, socios de López Obrador en esta aventura electoral, tendrán más diputados que el PRI. El PES tendrá 58 curules, el PT 61 y el PRI 42. A primera vista sería obvio decir que los primeros iban en la coalición ganadora, mientras que el PRI no solo se fue a tercer lugar, sino que repartió espacios entre sus propios parásitos. Pero, si lo vemos por votos, la historia es completamente distinta.
Podríamos decir que cada uno regala sus votos como quiere, pero desvirtúa el sentido de la representación
El partido que pagó más caro sus diputados fue el PRI. Obtuvo un escaño por cada 146 mil votos. Le siguen PAN y Morena que obtuvieron un representante en la cámara por cada 104 mil votantes. En contraste, el PES tendrá un representante en la Cámara baja por cada 19 mil sufragios; el PT uno por cada 27 mil; Verde y PRD uno por 48 mil y MC uno por cada 31 mil (mención aparte merece Nueva Alianza que corrió con pésima suerte y solo obtuvo un diputado a pesar de tener casi 500 mil votos; no obtuvo el mínimo para tener plurinominales y no ganaron sus distritos).
La sobre representación de PES, PT es fruto de una negociación con Morena. Podríamos decir que cada uno regala sus votos como quiere, pero desvirtúa el sentido de la representación. Son partidos que, teniendo poco, caso nulo apoyo popular, sobre representan intereses particulares y que en el momento de votar impulsarán agendas que nada tienen que ver con los intereses del país.
El voto evangélico a través del PES, como cualquier voto confesional, representan un riesgo para las libertades. Y si alguien tiene duda de lo que puede pasar ahí está el caso de Brasil, donde los evangélicos llegaron de la mano de la izquierda y terminaron no solo echando a la presidenta Dilma Rouseff, sino impulsando junto con la derecha reformas contrarias al Estado laico.
(diego.petersen@informador.com.mx)