*Para vender
La queja de los dirigentes del Guadalajara suena como los discos de 78 revoluciones por minuto en una victrola de las de antes:
-No nos quieren vender jugadores…
Las de los directivos de otros clubes, ídem:
-Lo que pasa es que las “Chivas” quieren bueno, bonito… y barato.
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La grosera realidad es que, por su escasez, los futbolistas mexicanos de nivel sobresaliente, sólo pueden conseguirse mediante espectaculares golpes de chequera.
Un ejercicio interesante, a tenor de la queja de los dirigentes rojiblancos, consistiría en saber, por ejemplo, si las cartas de los jugadores que quisieran incorporar actualmente a su plantilla, tienen un precio más accesible, más razonable, menos escandaloso que la que ellos mismos asignaron a la de Rodolfo Pizarro cuando lo transfirieron, hace unos meses, al Monterrey…
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La aseveración de que hay “una especie de boicot” en contra del Guadalajara por parte de los demás equipos, parece aventurada, por decir lo menos... Si se analizan las transferencias que realizan en México, entre temporada y temporada, se llegará, con relativa facilidad, a la conclusión de que son pocos los futbolistas mexicanos de primer nivel -jugadores de Selección Nacional, para utilizar el parámetro más objetivo- que cambian de camiseta. Y lo más importante: que los equipos que los adquieren, son siempre los mismos: los tres o cuatro que tienen más poder adquisitivo; los que han sido, en los últimos años, los más contumaces aspirantes al título.
Los demás, los de media tabla para abajo, recogen a los jugadores para los que ya no hay acomodo en sus equipos…, o se quedan como el chinito del cuento: “Nomás milando”.
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Incapacitado -porque es, para bien y para mal, parte de su ADN- para adquirir jugadores extranjeros, el Guadalajara está obligado a compensar la dificultad que ha tenido para encontrar en el marcado nacional jugadores en consonancia con su presupuesto, dedicándose a producirlos. Se supone que para eso ha tenido a gente como José Luis Real o Efraín Flores en su organización, y que para eso se ha asesorado de personas como Hans Westerhoff.
Los resultados no se verán de la noche a la mañana, ciertamente; pero cuando dé los pasos conducentes a volver a ser productor y dejar de ser consumidor, tendrá la materia prima para satisfacer sus necesidades… y aun para poner a la venta -a los precios que ahora le escandalizan- lo que le sobre.