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Papel de baño y arroz con destino a Turquía, terminan en Chilangolandia

Las personas que, conmovidas por desastres naturales acuden a donar víveres en centros de acopio gubernamentales, seguramente lo pensarán mil veces antes de volverlo hacer, esto tras conocer la investigación de la periodista Pamela Cerdeira, quien interesada en seguir la ruta de la bolsa de arroz y el paquete de papel de baño que donó -para los damnificados del sismo que azotó a Turquía en febrero pasado y dejó más de 48 mil muertos-, les colocó rastreadores, resultando que ninguno de los artículos logró salir de la capital del país; uno fue localizado en un mercado en Tacuba y el otro en un banco de alimentos de un diputado de Morena. Pero además, quedando al descubierto que al menos 10 toneladas de víveres desaparecieron.

La mezquindad y ruindad con que se conducen en la Cuarta Transformación fue exhibida tras la publicación de la pieza informativa en la que Cerdeira da a conocer con lujo de detalle cómo surgió la idea de colocar rastreadores en su ayuda, el seguimiento y desenlace, que, cabe mencionar, seguramente todavía dará mucho de que hablar, principalmente porque no debe bastar con que el secretario de Gobierno de la Ciudad de México, Martí Batres, muestre un papelito como acuse de recibo de la entrega de los víveres a la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) o que la jefa del Gobierno capitalino, Claudia Sheinbaum se lave las manos desviando la responsabilidad hacia algún funcionario público de bajo nivel, siendo que ya sabemos que generalmente terminan pagando justos por pecadores.

Se debe ir a fondo en este asunto que ha evidenciado una vez más la corrupción al seno de Morena y la Cuarta Transformación, sus abusos, su vileza y canalladas para no sólo burlarse de la gente que acude a entregar su ayuda quedándose con ella, sino en el mejor de los casos desviar las donaciones y entregarlas a otras causas como si fueran propias, saludando con sombrero ajeno.

Pero hay que dejar claro que la investigación de esta rapiña, desvío, y grave acto de corrupción, no debe correr a cargo de las autoridades de la Ciudad de México o del Gobierno federal porque a lo mucho terminarían presentando chivos expiatorios. Lo conducente es que sean instancias internacionales las que lleven a cabo las indagatorias, siendo que se trata de un tema de interés internacional y tomando en cuenta que más allá de nuestras fronteras, del otro lado del mundo, están muy interesados en conocer más del tema, pues se sabe que la nota se ha replicado profusamente en China, Indonesia, Pakistán, Italia, Francia, India y por supuesto Turquía, sólo por mencionar algunos países.

Ahora bien, cabe recordar que fue la propia Pamela Cerdeira, quien por medio de sus redes sociales, YouTube y los diversos medios de comunicación para los que colabora dio a conocer su investigación.

Y con objeto de respetar puntualmente el testimonio de la periodista, me permito replicar el texto íntegro de su publicación:

“El 6 de febrero del 2023 Turquía y Siria vivieron uno de los terremotos más devastadores de los que se tenga registro. La comunidad internacional se solidarizó y entre ellos estaba México, siempre empático con una tragedia que conocemos en la propia piel.

El Gobierno de la Ciudad de México instaló un centro de acopio para recibir víveres. Todo fue un poco extraño, pues lo anunciaron antes de tenerlo operando y a pesar de que los medios ya daban información de cómo y qué llevar, el centro no estaba abierto. Finalmente el Centro de Acopio quedó instalado.

Me pregunté, como seguro lo hacen muchas personas que acostumbran donar víveres, ¿estos sí llegarían a Turquía? Principalmente porque me parecía que comprar cualquier artículo de primera necesidad y enviarlo a Turquía era un esfuerzo absurdo, siendo mucho más eficiente donar a alguna organización que estuviera en el sitio, pero no podía quedarme con la duda, así que decidí donar una bolsa de arroz y un paquete de papel de baño. Sólo que mis víveres iban a contarme una historia, la del camino que tomarían. Instalé un Airtag en cada uno de los artículos lo que me permitió monitorearlos desde un inicio, la pila del Airtag dura un año y manda señal con su ubicación cada vez que tiene un dispositivo Apple cerca. También abrí una cuenta en Twitter para dejar registro de su movimiento. Este trabajo lo hice durante cuatro meses. El Centro de Acopio fue cerrado rápidamente y a pesar de que la Embajada de Turquía y la Secretaría de la Defensa presumían los aviones que salían con la ayuda, mis artículos seguían en México.

El papel de baño estuvo la mayor parte del tiempo en las oficinas de la Secretaría de Gobierno de la Ciudad de México y la bolsa de arroz en un almacén de la Secretaría de Finanzas, también del Gobierno de la Ciudad de México. ¿Por qué fueron separados?

Pregunté a través de la Plataforma Nacional de Transparencia (¡ya ven para qué necesitamos al INAI y los organismos de transparencia locales!) cuántos víveres habían recibido y qué habían hecho con ellos. Adjunto la respuesta, pero resumo: recibieron 30 toneladas de ayuda y todo fue enviado a Turquía. Por cierto, la memoria fotográfica que adjuntan a la respuesta es del Centro de Acopio, no de los víveres siendo entregados.

Pasaron varias semanas hasta que mis artículos cambiaron nuevamente de ubicación. El arroz parecía estar en un edificio habitacional y el papel en un mercado. Dar con el arroz ha sido complicado, pues no me han permitido acceder a las posibles ubicaciones: una biblioteca de la SEP y una escuela, curiosamente en esa misma dirección el diputado de Morena Óscar Gutiérrez Camacho llevó a cabo su banco de alimentos para ayudar a la población, por cierto, lo busqué para entrevistarlo, pero no tuve respuesta.

En cuanto al papel de baño, llevo tres visitas al mercado para poder dar con la ubicación exacta. ¿Cómo llegó hasta ahí? Es una pregunta con una respuesta muy complicada y que en parte requiere otra investigación adicional”, puntualizó.

Nueva información sugiere que también desaparecieron 10 toneladas de víveres, esto, después de que la Sedena afirmó el 15 de febrero en un comunicado que habían enviado a Turquía 100 toneladas de víveres: 75 reunidas por la Embajada de Turquía, 5 del fondo de la Sedena y 20 recolectadas por el gobierno de la CDMX, pero vía transparencia el gobierno de la CDMX le dijo a Cerdeira que habían enviado 30 toneladas, de manera que 10 se esfumaron.

La ruindad en la 4T no tiene límites.

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