País de burros
Si el mundo fuera aula de clase y México alumno, sería de los burros.
Esa es la fundamental lección que arroja el más reciente Programa para la Evaluación Internacional de los Estudiantes (PISA). Por las razones que veremos a continuación, México no solo sería de los burros, sino que de 2018 a la fecha le hubiesen crecido las orejas.
PISA evalúa habilidades en estudiantes de 15 años en matemáticas, ciencias y lectura. Se aplicó en 81 países, y México ocupó el lugar 57, por debajo del promedio. La caída fue en todas las áreas, sin embargo, en matemáticas fue tal que retrocedimos hasta el año 2003, cuando todavía no existían los iPhones. Aunque la pandemia causó estragos importantes, finalmente no es pretexto. Porque, a pesar del Covid-19, muchos países asiáticos obtuvieron inclusive mejores resultados que en 2018. Los países asiáticos, aquellos que estaban detrás de nosotros en la década de los setentas y que ahora nos han rebasado, y por mucho. Poniendo a la educación en el centro, claro.
La administración lopezobradorista es la principal autora del desastre. El presidente minimizó los resultados, diciendo que PISA provenía de “la época del neoliberalismo”, lo que sea que eso signifique. Ha habido tres secretarios de educación, y ninguno ha pintado. La “Nueva Escuela Mexicana” disminuye sustancialmente el contenido dedicado a español, ciencias y matemáticas. El rezago educativo aumentó de 22.3 a 25.1 millones de mexicanos en esta administración. Cesaron el programa Escuelas de Tiempo Completo, pasando así los estudiantes mexicanos menos tiempo en las aulas. Anularon el Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE), encargado de evaluar el estado de la educación del país. Anularon el Instituto Nacional de la Infraestructura Física Educativa (INIFED), convirtiendo a los padres de familia en constructores. Anularon el Servicio Profesional Docente (SFP), responsable de profesionalizar a los maestros con reglas para el ingreso, promoción y permanencia. Terminaron con las becas para estudiantes mexicanos en el extranjero, porque “los que van a estudiar a Harvard o el extranjero aprenden a robar...”. Podemos seguir.
Sin educación, el futuro se ve gris, en el mejor de los casos. Nuestro bono demográfico pasa ante nuestros ojos y, si no creamos riqueza ahora, nos convertiremos próximamente en un país de adultos y ancianos pobres. El nearshoring es una oportunidad de oro, y solo la aprovecharemos con mexicanos estudiados, que puedan ofrecer mano de obra calificada, la única que ofrece empleos bien pagados.
Ciertamente, no disminuiremos la pobreza y la desigualdad repartiendo dádivas, porque no hay dinero que alcance.
“¿Qué importa la escuela? Podemos ir a la escuela mañana. Ya sea que tengamos una lección más o una lección menos, siempre seguiremos siendo los mismos burros” decía Pinocho, convertido en burro. Catorce años: eso tardó en terminar la licenciatura en ciencia política el presidente de la República. Agreguemos una letanía de palabras sinsentido y acciones retrógradas, y tenemos al país como su gran circo, con un creciente auditorio compuesto de burros.
Fernando Nuñez de la Garza
fnge1@hotmail.com @FernandoNGE