Pacquiao, “Canelo”, Munguía, la misma estrategia
Óscar de la Hoya se hizo presente en el ring muy sonriente, satisfecho con la actuación del tijuanense Jaime Munguía, quien acababa de noquear en tres rounds al estadounidense D’Mitrius Ballard, pelea en peso medio, el sábado en la Plaza de Toros de Tijuana.
De la Hoya, presidente de Golden Boy Promotions, repartió esa misma noche, sonrisas con Fernando Beltrán, presidente de la empresa tijuanense Zanfer, promotores de Munguía, ex campeón mundial superwelter OMB, invicto en 39 peleas, con 31 nocauts, blindaje para hacer alegres planes, construir el producto que ocupe el espacio que dejó Saúl “Canelo” Álvarez en la promotora del californiano, y lanzarlo a competir globalmente.
De la Hoya conoce el caminito, lo copió al promotor Bob Arum, el sabio anciano que sentó las bases con Manny Pacquiao, creó un boxeador increíble que le ganaba a adversarios que lo aventajaban en estatura, alcance y peso, un show que cautivó a muchos aficionados del globo, y el que se derrumbó cuando el filipino se enfrentó a un oponente en igualdad de condiciones, récord, peso, estatura, alcance, Juan Manuel Márquez, quien con su demostraciones ante el oriental, le regresó la credibilidad al boxeo.
Munguía, en peso medio, continuará ganador con los adversarios que le acercará De la Hoya, para que asombre a los aficionados estadounidenses, lo quiere taquillero, producto que se venda facilito en pago por ver, y con lo que se ha visto, primero con Pacquiao, después con “Canelo”, el empresario californiano, podría cristalizar el negocio, que el tijuanense gane muchos millones de dólares en bolsas, sin despeinarse.
En lo boxístico, han trabajado a Munguía para convertirlo en púgil estilista, el ex campeón mundial superwelter, se observa en sus actuaciones, ha puesto empeño en las indicaciones de su esquina, sin embargo, como fajador nato, vuelve a lo que le ha dado éxito, explota sus cañones, hace a un lado la defensiva, y expone peligrosamente su humanidad. Pero le ha funcionado, está inmaculado… Y por ahí estaré atisbando.