Ideas

PAN, la identidad perdida

La presencia de varios miembros del Partido Acción Nacional (PAN) en un acuerdo para luchar contra el comunismo al lado del presidente del partido Vox de España, Santiago Abascal, generó un enorme ruido en el ambiente político, no solo por lo que significa la alianza con un partido de extrema derecha en España, sino por lo arcaico y trasnochado del acuerdo firmado. El uso de términos como iberoesfera para referirse a los países que tuvieron una relación colonial con España (solo les faltó hablar de la madre patria) o escribir Méjico con jota en lugar de equis, para dejar claro quién manda en el lenguaje, son detalles que parecen insulsos pero que pintan de cuerpo entero esta visión decimonónica del país, de la cultura y del mundo. Más allá de las burlas (la verdad el lenguaje sí es para reírse) y de que regalaron a sus contrincantes, particularmente de López Obrador, un bombón para la crítica, lo que muestra este suceso es la crisis de identidad en la que está sumido el PAN. 

Desde su nacimiento en 1939, el PAN ha vivido en medio de contradicciones ideológicas entre la visión más liberal de sus fundadores, particularmente Manuel Gómez Morín, y los grupos vinculados a una idiosincrasia religiosa y conservadora que querían hacer del PAN un partido confesional. Si bien en aquellas primeras batallas ganó la visión liberal en cuanto a los principios doctrinales, en la práctica y en la militancia la ideología conservadora vinculada a grupos radicales de la iglesia católica siempre ha estado presente. Es en los años ochenta cuando estos grupos, apoyados por empresarios del norte del país, toman una gran relevancia al interior del partido y le dan al panismo el empuje económico, la estructura y hambre que les faltaba para ganar elecciones. Las pugnas internas desde entonces no han sido menores, pero la expectativa de acceso al poder los aglutinaba. Como en todo partido, el presupuesto es el mayor incentivo para zanjar diferencias ideológicas. 

El escándalo Vox no es, pues, sino el reflejo de la crisis de identidad del PAN, un partido que hoy no sabe qué es ni qué defiende, salvo que es de derecha

Tras las derrotas en las elecciones presidenciales y regionales que se han acumulado desde 2012, el PAN ha quedado en manos de un pequeño grupo pragmático que se ha dedicado a administrar las derrotas (Jalisco, Nuevo León y el Comité Nacional son los casos más evidentes) y de expresiones radicales como los que firmaron el acuerdo anticomunista que siempre estuvieron presentes, pero cuya visibilidad se moderaba entre los diversos grupos que componían el partido.

El escándalo Vox no es, pues, sino el reflejo de la crisis de identidad del PAN, un partido que hoy no sabe qué es ni qué defiende, salvo que es de derecha, cualquier cosa que eso signifique en un mundo donde la geografía política ya no significa nada.

diego.petersen@informador.com.mx

Temas

Sigue navegando