Orlando Cepeda, ídolo y adalid del beisbol mundial
Fue tal su grandeza, su aporte al rey de los deporte, su labor contra la segregación racial y su contribución para que más peloteros latinoamericanos pudiesen personarse en el mejor béisbol del mundo, que todo ello pudo más que los negativos que tuvo en su vida, y merecidamente en su momento fue inmortalizado habiendo sido distinguido con su ingreso al Salón de la Fama en el año 1999, elegido por el Comité de Veteranos. Me refiero al puertorriqueño Orlando Manuel Cepeda Pennes, también conocido como “El Baby Bull”, quien falleció el pasado viernes 28 de junio, apenas 10 días después de que su amigo y ex compañero Willie Mays.
Orlando Cepeda alcanzó una carrera sólo reservada para aquellos que llegan a convertirse en leyenda. No por nada sus enormes logros, récords y hazañas, se impusieron en la ocasión de valorar su polémico ingreso a Cooperstown, debiendo recordar que su paso por la cárcel le trajo detractores que en razón de su estancia de 10 meses en prisión rechazaban le correspondiese tal merecimiento.
A lo largo de una carrera que abarcó partes de 17 temporadas, el orgullo de Puerto Rico bateó .297/.350/.499 en más de dos mil 100 juegos. Terminó su etapa como jugador con 379 jonrones, dos mil 351 hits y mil 365 carreras impulsadas. Está en el puesto 74 de la tabla de líderes de todos los tiempos en jonrones y empatado con Garret Anderson en el puesto 87 en carreras impulsadas. Cepeda pasó 15 años en la boleta del Salón de la Fama, quedando apenas por debajo de la inducción con el 73.5% de la participación de votos en su último año (1994). Cinco años después, fue consagrado por el Comité de Veteranos.
Si bien Cepeda tuvo una carrera exitosa en tres franquicias, siempre será mejor recordado por su paso por los Gigantes. Bateó .308/.352/.535 en más de cuatro mil 500 apariciones en el plato con el uniforme de San Francisco. La franquicia retiró su número 30 y dio a conocer una estatua en su honor afuera de Oracle Park en 2008.
Cepeda vino a la Liga Mexicana hace medio siglo, en 1974 con los Leones de Yucatán (.217, 4, 17), y de acá se fue a los Reales de Kansas City a quemar sus últimos cartuchos en el Big Show (.215, 1, 18).
Al año siguiente de retirarse, Cepeda fue detenido en el aeropuerto internacional de San Juan, acusado de tratar de recoger un cargamento de marihuana. Fue sentenciado a cinco años de cárcel, pero, como ya mencionaba, sólo purgó 10 meses.
El incidente le afectó en las votaciones al Salón de la Fama entre los miembros de la Asociación de Cronistas de Beisbol. Enderezó su vida con la religión budista y sus tareas como embajador humanitario de los Gigantes.
Su ingreso a Cooperstown finalmente llegó un cuarto de siglo después de su último turno al bate. Fue el segundo puertorriqueño en ingresar, siguiendo los pasos de Roberto Clemente.
Su legado en el mundo del beisbol es inconmensurable. Queda para la posteridad su extraordinario talento para desempeñarse en el campo de pelota, y su perseverancia para abrirse camino y abrirlo a miles de peloteros latinos que han llegado a incursionar en la Gran Carpa.
Su fallecimiento se produjo a poco más de una semana de que otra leyenda de los Giants, Willie Mays. Jugaron juntos entre 1958 y 1966. Mays, Cepeda y Willie McCovey formaron una poderosa parte media de la alineación de San Francisco a comienzos de los 60, llegando a la Serie Mundial en 1962.
Desde el pasado jueves, los tres Gigantes se han vuelto a reunir, sólo que más allá del plano terrenal.