Ómicron vs PIB
Las más de 12 mil incapacidades que por contagio de COVID-19 ha tenido que extender el Instituto Mexicano del Seguro Social en estas dos primeras semanas del año en Jalisco, a las que se suman otros miles de casos de ausentismo laboral que han quedado en la cifra negra sin registro, hablan de la grave amenaza en la que está convertida para la economía la nueva variante Ómicron.
Según cálculos de la Cámara de Comercio de Guadalajara las incapacidades temporales se han incrementado en este lapso un 460 por ciento, lo que ha paralizado la actividades en muchos pequeños comercios donde tienen sólo uno o dos empleados.
Está también ahí el ejemplo de los casi 100 vuelos que se tuvieron que suspender por los contagios de la tripulación o la baja de actividad en los juzgados por la misma razón.
La velocidad extraordinaria con la que se están dando los contagios por la nueva cepa de coronavirus que hace exponencial el crecimiento de casos de una día para otro (en nuestra entidad los casos casi se triplicaron al pasar de 4 mil 640 casos en la primera semana del año a casi 14 mil en la segunda) y ha hecho más que evidentes los efectos negativos en la dinámica económica hizo que el sector gubernamental accediera a las peticiones del sector obrero-patronal de disminuir de dos a una semana el aislamiento de los que se infecten de COVID-19, según quedó establecido en el nuevo “Lineamiento estandarizado para la vigilancia epidemiológica y por laboratorio de la enfermedad respiratoria viral”.
Y es que los niveles de ausentismo alcanzados en este inicio del 2022 por los efectos de la pandemia que en todo el mundo ya superó cifras récord al acercarse a los 4 millones de contagios, pegarán irremediablemente al Producto Interno Bruto (PIB) en el primer trimestre del año. Según cálculos de expertos, con los más de 44 mil casos al día que se están registrando en México, el PIB crecería apenas 1 o 1.5 por ciento, debajo de la mitad presupuestada en 3.3 por ciento debido a las bajas laborales por enfermedad en el sector comercio, turismo, transporte, industrial y educativo principalmente.
Así, este enorme poder depredador de la economía del Ómicron hizo que se diluyera el espejismo inicial de que el escudo que tenía la población por las vacunas anticovid y de que la nueva cepa era, pese a su gran velocidad de contagio, menos agresiva, evitaría que se tuvieran que tomar medidas restrictivas en actividades económicas, lo que a final de cuentas se está dando.
Si bien el alto número de contagios no ha provocado las crisis vistas en el pico de la pandemia el años pasado en materia de demanda de oxígeno, atención hospitalaria ni defunciones, es un hecho que el Ómicron no pidió permiso para afectar gravemente las actividades económicas que se quisieron proteger, inútilmente, al no imponerles restricción alguna.
Algo más que declarar que el Ómicron no afectará a la economía, lo que evidentemente es cerrar los ojos a la realidad, deberá hacer el gobierno federal y las autoridades locales para hacer frente a esta nueva amenaza de la pandemia y dejar el camino fácil de minimizar sus consecuencias.