Ódiame más, y más y más
“También me dijo un arriero, que no hay que llegar primero, pero hay que saber llegar. Así cantaba el gran José Alfredo Jiménez en una parte de su inolvidable canción “El Rey”.
La Liga MX no tuvo un nuevo campeón, porque el actual monarca refrendó, por tercer torneo consecutivo, su trono y su corona, hecho que no tiene precedente en torneos cortos.
A pesar de reafirmarse como el equipo con más títulos en su haber, por primera ocasión las Águilas dieron la vuelta olímpica en el estadio de su oponente; si bien es cierto que en el torneo 84-85 se proclamaron campeones en el Estadio La Corregidora de Querétaro que fue sede neutral de un tercer partido de la Final que disputaron los americanistas ante los Pumas.
En contraste, al Monterrey le volvió a pasar: en su estadio le sigue costando ganar el partido “gordo”.
Pero nada fue obra de la casualidad. Mucho mérito de André Jardine quién demostró su capacidad como un magnífico entrenador, y eso que cuando lo presentaron en Coapa no era del agrado de un buen sector del siempre especial americanismo.
Sin duda de los tres campeonatos el más complicado, sin duda, fue el recién obtenido, por tantos escollos que tuvo que sortear; al final cumplió el cometido y el trofeo de campeón tendrá como destino la vitrina de de trofeos del Club América.
En el momento mas difícil de la fase regular de la competencia, inmerso en una crisis de resultados, el estratega brasileño optó por dar un golpe de timón en cuanto a su sistema táctico y forma de jugar, dicho por el propio Jardine, de inicio sus dirigidos no aceptaban del todo los cambios, pero el técnico les pidió que le tuvieran confianza. En ese periodo fue cuando se empezó a rumorar de una presunta ruptura en el “vestidor”. ¿Hoy quién puede cuestionarle algo a André Jardine?
Desde luego que la capacidad individual de los integrantes del plantel americanista fue siempre un valor agregado.
El América terminó en el octavo lugar de la tabla general, por el sistema de competencia del Play In en la Liguilla fue séptimo, tuvo que ganar las series ante equipos mejor ubicados que por ende tenían la ventaja reglamentaria de calificar en caso de empate en el global, y que por lo mismo eran los favoritos, primero el Toluca en Cuartos de Final y después al líder rompe records de este torneo, el Cruz Azul, en Semifinales.
Con poco descanso entre un torneo y otro, sin pretemporada, castigado por las lesiones, y aportando jugadores a varias Selecciones, inquilino de un estadio que nunca sintió como propio y en el que por lo mismo rara vez hizo valer su condición de local, la cosa no fue sencilla, pero levantaron el trofeo de campeón y a eso hay que darle su valor.
Este es un pésimo momento para ser antiamericanista, porque guste o no el desarrollo de su proyecto, la elección del entrenador y el armado del plantel, los resultados son incontrovertibles, algo hicieron bien la directiva, el cuerpo técnico y los jugadores y eso, aunque les duela a algunos, se tiene que aceptar.
Por supuesto que al tratarse del América la polémica no esta exenta, que cada quien crea lo que quiera, aunque sería bueno que el argumento se hiciera sobre un análisis serio y no simplemente desde el afán de las fobias y el descrédito gratuito o de inserción pagada que brota desde la bilis causada por la frustración del fracaso del equipo con el que se simpatiza.
Otra institución que trabaja de forma ejemplar es Pachuca, los Tuzos le dan algo de decoro a la maltrecha imagen del futbol mexicano en el extranjero, disputarán la Final de la Copa Intercontinental el miércoles ante el Real Madrid, detalle no menor.
El conjunto de Guillermo Almada eliminó al Botafogo campeón de la Copa Libertadores y campeón del Brasileirao y al Al Ahly de Egipto.