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Odesa

En la costa norponiente de ese cuasilago enorme que es el Mar Negro, que bordean unos cinco países y cuyo único ingreso es el estrecho del Bósforo, al pie de Estambul, está la ciudad portuaria de Odessa, que recordarán quienes hayan visto la película clásica del Acorazado Potemkin (S. Eisenstein, 1925). Desde la edad antigua el Ponto Euxino (que es el nombre griego del Mar Negro) tuvo una gran importancia estratégica, pues es la única salida al Mediterráneo para los países ribereños (salvo Turquía, claro), y Odesa ha sido por siglos un puerto clave.

Desde el siglo VI antes de Cristo hubo en el actual emplazamiento de la ciudad un asentamiento comercial y portuario griego de grandes dimensiones, con importantes vínculos mercantiles y marítimos con el Mediterráneo oriental. La presencia griega se mantiene hasta la actualidad alrededor de las costas del Mar Negro, aunque muchas comunidades se han visto obligadas a emigrar a lo largo del tiempo, sobre todo las de los pónticos de las costas de Turquía, por cierto lugar de origen del historiador y geógrafo Estrabón (ca. 64 aC- ca. 20 dC), perteneciente a una familia de notables de esa comarca.

Pero Odesa adquirió definitivamente su carácter multiétnico y su calidad de botín preciado por distintas naciones a partir de la Edad Media, cuando fue conquistada sucesivamente por distintas tribus nómadas de origen mongol o túrquico, y luego estaría en manos del Gran Ducado de Lituania y el Imperio otomano. Los tártaros de Crimea comerciaban desde ese punto ya en el siglo XIV. Hay mapas italianos de esa época donde aparece en la actual ubicación de Odesa el castillo de Ginestra, por entonces centro de una colonia de la República de Génova.

Los turcos otomanos se apoderaron del lugar, por entonces una población pequeña, en la segunda parte del siglo XVI y sólo la perderían en la guerra ruso-turca (1787-92). Eran tiempos de Catalina la Grande y de fuerte expansionismo de su imperio. En 1789 el asentamiento cayó en manos de las fuerzas rusas, entre cuyos comandantes estaba el español José de Ribas, quien fuera secretario de Potemkin, el todopoderosos ministro y valido de la Emperatriz. Se impuso entonces el nombre de Odesa en recuerdo de la colonia griega de Odessós, que supuestamente estaba en esa zona (aunque realmente se hallaba más al suroeste de la costa, en la actual Varna, Bulgaria).

José de Ribas (1749-1800), nacido en el reino español de Nápoles, fue uno de los padres fundadores de Odesa, quienes la transformaron en una ciudad importante y próspera gracias a la construcción de un puerto moderno. La ciudad honra el recuerdo de Ribas en el nombre de su principal avenida. Odesa florecería en el siglo XIX por sus funciones como puerto mercantil y militar, pero también porque gracias a su clima y su atractivo urbano se convirtió en lugar de veraneo favorito para las clases acomodadas.

Ahora que Odesa está en las noticias por el más desgraciado de los motivos, esperemos que Dios la proteja de la barbarie desatada

tapatia55@hotmail.com

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