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Notre Dame: cuando las cosas se hacen en serio

1. Se busca piedra.

El organismo encargado de la restauración de la catedral de Notre Dame y la Oficina de Investigación Geológica y Minera del gobierno francés definieron desde septiembre del año pasado el programa para identificar y seleccionar la piedra que se utilizará en las obras en curso. En el incendio de abril de 2019 desapareció por completo parte de la bóveda, pero también se dañaron en gran medida los muros, y la restauración implicará usar cantidades importantes de piedra nueva.

Se busca en principio conservar el mayor número posible del material original, pero los especialistas en geología deberán buscar piedras adicionales que sean estética y físicamente compatibles, con el fin de mantener la homogeneidad del edificio.

La cantera con la que se construyó Notre Dame provenía del subsuelo de París; se trata de piedra calcárea de una capa geológica de la época conocida como luteciana. Por lo pronto se intenta echar mano de canteras cercanas que sigan activas, aunque no se excluye que se decida abrir algunas nuevas en caso de necesidad. Los geólogos se concentran actualmente en una decena de lugares al norte de la capital, en los departamentos de Oise y Aisne. Como se necesitarán volúmenes mayores que los que por lo general se requieren para los trabajos de restauración, se busca anticipar esa demanda extraordinaria. La selección la harán en el laboratorio los sedimentólogos e ingenieros geomáticos que analizarán la composición físico-química del material y cómo ensamblarlo en la catedral, pues no todas las piedras envejecen igual y no pueden colocarse al azar. Se prevé que las etapas de investigación terminen el próximo verano.

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2. Se busca madera

Como afortunadamente se decidió reconstruir tal cual, sobre el crucero de Notre Dame, la aguja o flecha de Viollet-le-Duc, los expertos de la Oficina Nacional de los Bosques recorren ahora la comarca del Eure, en la región de Normandía, en busca de robles de más de cien o doscientos años, de 8 a 14 metros de alto y de entre 50 y 90 centímetros de diámetro. Los árboles que seleccionen tendán que ser cortados antes de que termine marzo y deberán dejarse secar entre 12 y 18 meses.

Pero eso sólo es el principio, ya que para la reposición de todo el maderamen de la armazón del techo se necesitarán cerca de mil árboles semejantes. La directora adjunta de la Oficina Nacional de los Bosques, Dominique de Villebonne, explica que “se trata de la herencia de una silvicultura antigua, no de árboles de veinte años, sino de árboles muy viejos. Incluyendo los de plantaciones encargadas antaño por los reyes para  las construcciones navales que aseguraran el poderío de la flota francesa”. La búsqueda de ejemplares para las obras de la Catedral continuará en la comarca de Perche, una zona rica en bosques, lo que le valió que los romanos la llamaran Silva Pertica.

De tal forma, ese legado del patrimonio de la historia natural de Francia, cuidado y renovado a lo largo de siglos por autoridades inteligentes, servirá para restaurar el gran monumento del patrimonio cultural y religioso que es Notre Dame.

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