Nos volvemos a encontrar
Recuerdo cuando fui a mi primera marcha por el #8M, éramos pocas mujeres apenas reconociéndonos entre nosotras, no imaginé que un año después, en 2020, seríamos 35 mil mujeres tomando las calles de nuestra ciudad. Ahí estábamos todas unidas por el mismo hilo transparente e incómodo, con el corazón acelerado y la mano temblando al escribir en cartulinas los nombres de las mujeres que ya no pudieron estar, con la voz vibrando lo más fuerte posible, con el miedo escapándose de nuestros cuerpos a cada paso que dábamos, ¡es que ahí fue donde muchas despertamos! El miedo se fue y nos subimos a la ola que años atrás venía creciendo del otro lado del mundo.
Luego vino la pandemia, y así, de un año a otro, dejamos de encontrarnos. Si usted creía que en esa pausa nuestro movimiento también se iba a detener, ya vio usted que no fue así. Esa semilla germinó. Ni una pandemia nos pudo detener, nos mudamos a las redes sociales, las conquistamos, hicimos grupos de difusión para compartir nuestras experiencias, pues en esta lucha, es importante recordarnos entre nosotras que nuestros pasos no son los que están mal dados, que es el camino el que no está diseñado para nosotras.
Nos la hemos ingeniado para que este movimiento que exige igualdad, siga creciendo, y confirmo que es así cada que las mujeres ocupamos espacios donde antes no estábamos, cuando nos veo orgullosas de nombrarnos feministas, cuando veo a miles de mujeres atreviéndonos a romper el silencio denunciando a nuestros agresores. Pero aún falta mucho por hacer. Aún sigo viendo noticias todos los días de mujeres asesinadas por quien dijo amarlas alguna vez, aún seguimos encabezando las listas de los primeros lugares en embarazos adolescentes y abuso sexual infantil.
Deseo que llegue el día en el que entendamos que lograr la igualdad es un asunto en el que hay que jalar parejo hombres y mujeres. Ya que por cada mujer violentada, hay un hombre violento, por cada niña violada, hay un violador, por cada mujer asesinada hay un feminicida. Tengo la esperanza de que cada vez haya más hombres atreviéndose a cuestionar y desmontar este sistema patriarcal que tanto nos daña como sociedad, pues cuando eso suceda habremos entendido que el feminismo nomás viene a dejarnos libres e iguales.
Por lo pronto en este nuevo 8 de marzo, nosotras nos volvemos a encontrar en las calles para seguir emparejando el camino para las que vienen detrás. Estamos juntas y fuertes.