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“No me quiero morir”

¿Hacia dónde estamos mirando? ¿Hacia dónde están mirando nuestras autoridades? ¿Están desviando la mirada de la violencia que vivimos y de las víctimas infantiles que se han registrado en los últimos meses? En días recientes la opinión pública y especializada ha girado entorno a la nueva directriz del país con la elección de Claudia Sheinbaum como la primera Presidenta de México. Es natural, es la mujer del momento. 

Vaya que son aplastantes las encuestas, tanto así que los números fríos dejaron fuera del reflector la conversación sobre la violencia de la que fueron víctimas menores como Dante Emiliano, Darvin o Misael, quienes fueron atacados con arma de fuego a mitad de la calle y a plena luz del día en Tabasco.

El pasado 21 de mayo el homicidio de Emiliano, en Paraíso, Tabasco, conmocionó al país por las imágenes filtradas: un niño de 12 años gravemente herido por impacto de arma de fuego suplicaba a mitad de la calle para que lo ayudaran. “No me quiero morir” fueron las palabras que Emiliano repetía una y otra vez, y se quedaron en la consciencia de todos los que vieron sus últimos momentos con vida. 

Tarde. La respuesta para salvar la vida del niño llegó tarde. Y también la justicia. Al menos uno de ellos fue capturado (Carman “N”) en Quintana Roo y la investigación continúa para identificar a los otros dos agresores. 

Cuatro días más tarde, el 25 de mayo, Darvin fue asesinado en Cárdenas, Tabasco; a sus siete años perdió la vida por intentar defender a su hermano Misael, de 17 años, cuando un grupo delincuencial los atacó con armas de fuego. Fue inútil. El mayor de ellos era el objetivo, pero ambos perecieron en el mismo hecho violento. 

En Chihuahua, Emir, un menor de 13 años, fue víctima de un ataque en el que también fueron heridos Kevin, de 13 años y César, de 17 años. Ese fue el precio de una balacera en Ciudad Juárez el pasado 23 de mayo.

En menos de cinco días tres episodios distintos cobraron la vida de cuatro menores y dejó a otros más con heridas por sanar. Y eso es lo que supimos de forma inmediata y masiva sólo en dos estados del país; sin embargo, Emiliano, Darvin y Emir forman parte de otra estadística, una que por lo visto tiene menos interés entre la opinión pública y especializada. 

Entre diciembre de 2018 y abril de 2024 se han registrado más de 13 mil homicidios de niñas, niños y adolescentes, casi cuatro mil 200 de ellos por arma de fuego, de acuerdo a la Red por los Derechos de la Infancia en México (Redim). Eso significa que así como este país registra la muerte de 10 mujeres diariamente, también se tiene que lidiar con el deceso de al menos seis menores de forma violenta cada día. Y la impunidad se consolida. 

¿Alguien recuerda el plan de Claudia Sheinbaum para combatir el feminicidio o la muerte violenta de menores en su propuesta de seguridad? Ahora que la confianza de las y los mexicanos están con ella, le corresponde mirar hacia el lado correcto y aceptar que la realidad en México supera por mucho a la ficción. Que piense muy bien si quiere seguir abrazando a la inseguridad que vivimos, como el actual Presidente, o si tendrá una estrategia más firme para combatir a la delincuencia. 

No es responsabilidad de la Presidenta electa la escandalosa estadística de feminicidios y homicidios infantiles, tampoco la de los desaparecidos en México registrados hasta ahora, pero sí le toca diseñar el plan para combatirlos cuando tome las riendas de este país y tenga la tarea de revertir las cifras. ¿Será capaz de ver el desorden que recibe y tomar acción al respecto? Yo espero que la mujer del momento abra los ojos objetivamente y no prefiera mirar hacia otro lado.

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