“¡No me quiero morir!”
Los mexicanos y el mundo observamos el martes la imagen más cruda, pero también más representativa de lo que ha sido el Gobierno de Andrés Manuel López Obrador y su fallida y criminal política de seguridad: “Abrazos, no balazos”. Dante Emiliano, un niño de 12 años de edad, se encontraba tirado en una banqueta tras haber recibido tres impactos de bala en el abdomen. El llanto del menor y sus gritos podían estremecer a cualquiera; “¡no me quiero morir!”, era lo que decía; “¡se me está acabando el aire!”, alertaba antes de exhalar su último aliento.
No tengo duda que para cualquiera que vio esas desgarradoras imágenes fue difícil no sentir el nudo en la garganta o contener una lágrima.
A mí también me pasó. Y no puedo dejar de reflexionar. ¡Qué difícil ha resultado ser niño en el Gobierno de Andrés Manuel López Obrador!
En estos casi seis años de caos, de terror y de tragedia, los niños han sido un sector severamente afectado. Y aquí hago un breve recuento de las infamias que han tenido que padecer.
A los niños les están quitando la vida. Más de 12 mil niños han sido asesinados en el sexenio de López Obrador. El equivalente a 6.7 homicidios de niñas, niños y adolescentes al día. Los Estados en los que mayor prevalencia de homicidios de personas de 0 a 17 años se ha registrado en esta administración son Guanajuato con mil 499 casos, Michoacán con mil 119 y Estado de México con 842.
De cada 100 carpetas de investigación que se abren en las que los niños y niñas son víctimas, 97 quedan impunes y sólo 3 llegan a algún tipo de sentencia y casi siempre resoluciones favorables a los agresores.
A los niños les quitaron sus tratamientos para quimioterapias. El Movimiento Nacional por la Salud Papás de Niñas y Niños con Cáncer; la Fundación Nicoatole, Cero Desabasto, Causa en Común, Fundación Renaser y Jusdena A.C., denunciaron que el grave problema de desabasto de medicamentos y quimioterapias que se sufre desde hace más de tres años ha ocasionado la muerte de más de tres mil niñas y niños, quienes no debieron fallecer de haber tenido sus tratamientos en tiempo y forma y de los miles que han tenido graves repercusiones en su salud.
A los niños les quitaron las vacunas bajo este régimen obradorista. En 2019 y 2020, la vacunación del Gobierno federal dejó a seis millones de bebés y de niñas y niños hasta los seis años de edad sin vacunas porque no las compró o lo hizo con retraso y tampoco ahorró dinero, como prometió AMLO. Peor aún: compró menos dosis. Por eso, cuando las familias buscaron las vacunas obligatorias para sus niños, no las encontraron, dejándolos desprotegidos contra la hepatitis B, tétanos, difteria, rotavirus, neumococo o sarampión. Todas, enfermedades prevenibles por vacunación.
A los niños les quitaron las escuelas de tiempo completo. Fue el 28 de febrero de 2022 cuando la dependencia dirigida por Delfina Gómez publicó las reglas de operación del programa la Escuela es Nuestra para ese año, donde se eliminó a las Escuelas de Tiempo Completo, mediante las cuales 3.6 millones de niños y niñas recibían alimentos en sus planteles y tenían actividades educativas o deportivas en horario extendido.
A los niños les quitaron sus libros de texto para cambiarlos por los de la denominada Nueva Escuela Mexicana.
Parte del reclamo radica en la escasa información de ciertas asignaturas de vital importancia para el desarrollo de la niñez. Los nuevos textos limitan a las infancias conocimientos clave, por lo que se pueden crear confusiones y lagunas mentales dejándolos sin herramientas suficientes. Y es notorio que ciertas partes tienen una alta carga ideológica socialista y de adoctrinamiento.
A los niños también les han quitado a sus papás. Debido a la pandemia del COVID-19 y en muchos de los casos a causa de una mala política para combatir la peste, se estima que en México hay aproximadamente 131 mil niñas, niños y adolescentes en situación de orfandad, por el fallecimiento de sus padres o sus principales cuidadores. Y a estos miles de huérfanos, habríamos de sumar a quienes se encuentran en la misma circunstancia a consecuencia de los altos niveles de violencia por la que lamentablemente atraviesa nuestro país.
Ahora bien, cuando escribo líneas arriba que a cualquier persona habrían estremecido las imágenes de Dante Emiliano, debo excluir a quien se presume como el presidente más humanista, pero que en el fondo es un ser tan dañado que en él ya solo cabe el odio, el rencor y la perversidad: Andrés Manuel López Obrador.
Siendo él el responsable de salvaguardar la seguridad de todos los mexicanos; el primero que debió haber mostrado vergüenza, en ofrecer disculpas por su incapacidad; por sus políticas fracasadas en la materia; y por no haber podido proteger a Emiliano, su indolencia y mezquindad lo llevó a victimizarse -como es su costumbre- y arremeter contra sus adversarios por “magnificar la violencia” para afectarlo a él y a su Gobierno.
De igual forma, no se puede dejar de mencionar que autoridades de Tabasco, tan ineptas como todos en la Cuarta Transformación, salieron a decir que Emiliano no era un niño porque ya tenía 12 años. Además que insinuaron habría estado de alguna manera ligado a sus victimarios y una sarta de estupideces.
Así que para quienes se preguntan ¿por qué murió el niño Dante Emiliano? Ya se puede saber que fue asesinado porque en el México de Andrés Manuel López Obrador la vida de un delincuente vale más que la de un niño. Y porque para las autoridades los niños de 12 años ya están en edad de morir.
La madre de Dante Emiliano, Claudia Hernández Estrada, declaró que al Gobierno obradorista “se le salió de las manos la delincuencia” y pidió respeto a la memoria de su hijo.
Emiliano cursaba el primer año de secundaria, y soñaba con ser ingeniero como su hermano. “Desafortunadamente ya no lo veré realizarse. Le cortaron las alas”, escribió su madre.
Descanse en paz.
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