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No más pensiones, lo que se quiere es paz

Hoy, a menos de siete meses de que concluya la administración de López Obrador, estaremos llegando a los 181,000 muertes violentas; eso significa que son 30 mil decesos más que en el sexenio anterior. Es la asignatura pendiente del inquilino de Palacio, quien el 22 de abril de 2019 -a cuatro meses de tomar posesión- prometió que “en seis meses” acabaría con el baño de sangre provocado por los grupos delincuenciales. “Se desató la violencia pero la estamos estabilizando, que no continúe la tendencia de incremento”. En aquella ocasión -como sucede todas las mañanas- el presidente atribuyó a los anteriores gobiernos federales y estatales, que “mantienen contubernio” con el crimen organizado. La pregunta hoy sería, después de casi seis años de SU gobierno, ¿quién es el responsable de que la violencia continúe? o acaso ¿el contubernio continua? Dice el refrán: “El prometer no empobrece”.

La política de seguridad de este sexenio fue un fracaso; hoy -sin aún terminar- ya es historia. Venga quien venga tiene que enfrentarse a una “sangrienta” realidad y la verdad no vemos por dónde ni con quien. Las dos candidatas -porque Álvarez Maynez no entra en la ecuación- hablan de “un plan de seguridad”, pero son fórmulas repetidas y ofrecimientos huecos. Por el contrario, en lugar de enfocarse Claudia y Xóchitl en hacer centro de su atención primordial y objetivo de la oferta a la ciudadanía, han recurrido -entre otras cosas- al ofrecimiento de la “dádiva” a manera de pensión para llamar la atención del elector y conseguir su voto.

Claudia habla del establecimiento de un programa para que las mujeres entre los 60 y 64 años reciben un apoyo bimestral equivalente a la pensión de 65 años y más; se refiere a aumentar el salario mínimo en un 10 por ciento, para consolidar las políticas de “salario digno” de López Obrador. Por su parte Xóchitl -en el mismo tenor- ha

propuesto aumentar las pensiones para adultos mayores: “Ustedes van a tener más, no le crean a los de Morena, que no los engañen que les vamos a quitar la pensión. No, les vamos a dar más”. Y la pregunta es ¿de dónde y a qué precio? El mismo refrán del primer párrafo, pero aumentado dice, “Prometer no empobrece, dar es lo que aniquila”.

Para millones de mexicanos las ayudas a través de los programas sociales pasan a un segundo término, así como el “extraordinario” ofrecimiento de Claudia de comprar más aviones para Mexicana de Aviación, cuando no pueden salir a caminar a las calles con la certidumbre de que pueden ser objeto de un acto delictivo, que sus negocios no van a ser parte de la extorsión por parte de los grupos delincuenciales o que puedan pasar a ser parte de la estadística de la violencia.

En 2019 cuando López Orador ofreció acabar con la violencia, sostuvo que “el mexicano no es malo por naturaleza... lo fundamental es que haya trabajo, se atienda a los jóvenes y haya bienestar”. No, no somos malos, si hay trabajo, a los jóvenes se les ha atendido, pero la diferencia es que no hay bienestar. En el entendido que bienestar es “el conjunto de las cosas necesarias para vivir bien”. Para vivir bien ocupamos paz social y con 85 muertes violentas en promedio todos los días es imposible.

Quien gane la elección -sea quien sea-, que se “arremangue las enaguas” -porque va a ser mujer-, “que se ponga las pilas”, se disponga a “limpiar el charco de sangre” y haga suyo el propósito de regresar la paz a México. No más “dádivas” a manera de pensiones, lo que se quiere es tranquilidad para vivir.

Usted, qué opina?

Daniel Rodríguez

daniel.rodriguez@dbhub.net

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