Ideas

No hay duda: nuestra opción es Norteamérica

En México a veces estamos tan metidos en nuestras propias coyunturas que perdemos de vista la dimensión de algunos procesos que están redefiniendo la economía mundial.

Hay por lo menos dos procesos que en términos generales no hemos ponderado adecuadamente en nuestro país.

El primero es el inicio de la era de desglobalización y el segundo la nueva relevancia de los bloques regionales.

En 1989, tras el derrumbe del Muro y posteriormente con la disolución de la Unión Soviética, se eliminó una gran barrera a los mercados internacionales.

Posteriormente, en el año 2000, tras el ingreso de China a la Organización Mundial de Comercio (OMC) se dio el derrumbe de otro muro y se abrió la posibilidad de una participación creciente de ese país en el comercio mundial.

Por un par de décadas aproximadamente, pareció que la economía mundial podía ser un sólo mercado, en el cual no se conocían las barreras mayores a los movimientos de capital o de mercancías.

China, de ser un socio comercial menor en muchos países, se convirtió en el socio número uno de toda Asia, África completa, una parte de Europa y casi toda América Latina.

Incluso, de modo legal o ilegal, en este lapso también tuvo una movilidad sin precedente de la fuerza laboral. Tuvimos una era de grandes migraciones.

Todo este proceso, que parecía que duraría mucho más, empezó a fisurarse y luego a agrietarse.

Primero vino el Brexit en el 2016, luego la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca con su visión de “América First” y su fuerte impulso proteccionista.

Pero por si algo faltara, en los últimos meses se han producido, por un lado, la guerra en Ucrania que ha excluido a Rusia de los mercados internacionales, comenzando con el mercado financiero pero gradualmente también excluyéndola del mercado de mercancías.

Y, adicionalmente, las tensiones recientes entre China y Estados Unidos amenazan con establecer barreras adicionales en los flujos comerciales y financieros entre los dos países.

Este conjunto de movimientos que erosionan el intercambio global, le da una relevancia cada vez mayor a los bloques regionales.

Para México, sin lugar a dudas, la presencia que tiene en el bloque de América del Norte se convierte en algo fundamental.

Si, en lugar de generar tensiones en nuestra relación con Estados Unidos, estuviéramos volcados en aprovechar las ventajas de nuestra pertenencia al bloque regional, seguramente la economía mexicana podría tener la oportunidad de crecer como hace mucho tiempo no lo ha hecho.

Estamos nuevamente en una disyuntiva como la que se le presentó a México a principios de los ochentas cuándo tenía que definir si ingresaba al Acuerdo General de Aranceles y Comercio (GATT), y por lo mismo inscribirse en el proceso de globalización.

La decisión de inscribir a México en la globalización y luego al TLCAN generó un nuevo curso para el país. Una parte se convirtió en un enorme éxito exportador.

Hoy, probablemente, nos encontremos en una disyuntiva semejante y debamos resolver en poco tiempo cuál será el futuro del país.

Definamos.

Enrique Quintana

Redes sociales: @E_Q_

Internet: enriquequintana.com

Síguenos en

Temas

Sigue navegando