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No fue advertencia, fue una amenaza

El pasado 6 de diciembre Sean Hannity entrevistaba a Donald Trump en Fox News. La pregunta fue directa: “¿Promete a Estados Unidos, esta noche, que en ninguna circunstancia abusaría del poder como represalia contra nadie?”. Y con aire de soberbia contestó, “Excepto el primer día, quiero cerrar la frontera... Después de eso no, no soy un dictador ”. Hizo una pausa, sonrió un poco y dijo, “... me encanta este tipo” -refiriéndose al conductor-, “me dice, no vas a ser un dictador, ¿verdad?, y le digo, no, no, no, aparte del primer día... ”. En serio o en broma, no fue una insinuación, fue una advertencia. El comentario levantó ámpula y provocó diferentes reacciones en los siguientes días entre los analistas políticos. Uno de ellos, Bob Kagan, de The Washington Post fue claro al señalar que “deberíamos dejar de fingir, una dictadura de Trump es cada vez más inevitable”, tomando en cuenta sus declaraciones y la manera como venía significandose en las encuestas de opinión.

Los comentarios de Trump en las últimas semanas habían sido muy optimistas -con mucho aire de suficiencia-, pudiera decirse de prepotencia, pensando que con Biden como contrincante electoral el camino a la Casa Blanca estaba franco. Sin embargo, se llegó a pensar que después del atentado de que fue objeto su “filosofía” iba a cambiar y que el “tono” de la conversación iba a ser diferente. Pero no, después de casi estar a punto de morir y de tener ahora a otra contrincante -Kamala Harris- Donald Trump está igual o peor y ahora no insinúa o advierte, sino que amenaza.

El viernes pasado, frente al grupo de defensa cristiana de extrema derecha Turning Point Action, Trump encendió las alarmas al decirles con la mano derecha en el pecho izquierdo, “Cristianos, salgan y voten. Solo esta vez, ya no tendrán que votar otra vez. Ya no tendrán que hacerlo, ¿sabes que? Cuatro años más, se arreglara, todo estará bien, ya no tendrán que votar, mis hermosos cristianos. Te amo. Sal, tienes que salir a votar. En cuatro años no habrá que volver a votar. Lo arreglaremos tan bien que no tendrás que votar”. Como dice el refrán, “A buen entendedor, pocas palabras bastan”.

Ante las insinuaciones, advertencias y amenazas vienen a la mente su retórico discurso del 6 de enero del 2021, cuando investido como presidente de Estados Unidos incito a la turba a tomar el Capitolio bajo el argumento de una elección “amañada” que le evitó la reelección, hecho que a la postre fue calificado como un “asalto” a la democracia.

Estos planteamientos recientes -de “dictador por un dia” y “en cuatro años no habrá que volver a votar”- nos hablan de una tendencia ideológica muy clara y sistemática, que no solo es parte de un discurso de campaña, sino de un proyecto político muy personal de Trump. Un riesgo y peligro para la democracia.

¿Usted, qué opina?

Daniel Rodríguez

daniel.rodriguez@dbhub.net

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