No es momento de refinerías
Un buen amigo del ITAM, Alfonso Díaz y yo, hablamos recientemente de los eventos del mundo petrolero. El siguiente es un resumen de nuestra plática.
Es bien sabido que desde 1938 con la expropiación petrolera decretada por Lázaro Cárdenas la economía mexicana ha sido dependiente del petróleo. Las cosas cambiaron con la Reforma Energética presentada bajo la administración de Enrique Peña Nieto en el 2013, misma que tenía por objeto obtener una mayor participación de la iniciativa privada con respecto a proyectos energéticos. Con esta reforma, Petróleos Mexicanos (Pemex) cambió su funcionamiento y su regulación, al igual que las empresas que deseaban realizar actividades concernientes al sector energético.
Más allá del recorrido histórico, el COVID-19 ha generado una recesión económica notable, originando que la demanda de los consumidores de petróleo a nivel global disminuya drásticamente. Esto presenta grandes retos para nuestro país en materia presupuestal. Dentro del Presupuesto de Egresos de la Federación para el 2020 se contemplaron ingresos por venta de barriles de petróleo en crudo. Consecuentemente, con el precio al que nos enfrentamos hoy, no se podrá cubrir el presupuesto del año de esta manera. La única alternativa para ello sería disminuir el gasto público, lo cual no pasará debido a la pandemia a la que nos enfrentamos.
En otro orden de ideas, el Plan Nacional de Desarrollo 2018-2024 establece la creación de la refinería Dos Bocas en el Estado de Tabasco. Por medio de este se busca “incrementar la elaboración de productos de mayor valor agregado en el país e impulsar el desarrollo económico”. De hecho, la Secretaría de Energía destinó la mayoría de su presupuesto para el pago de los contratos de esta refinería. La titular de la Secretaría de Energía, Rocío Nahle, señaló que tras consultar a “refineros especialistas” el proyecto, que costará alrededor de ocho mil millones de dólares, sigue siendo viable.
Este tendrá una capacidad de 340,000 barriles de crudo al día.
Gonzalo Monroy, analista del sector equiparó el estancamiento del precio del petróleo en -2.37 dólares por barril al 11 de septiembre de 2001 petrolero. Señaló que será un parteaguas debido a que se estima que varias empresas de fracturación hidráulica, a las que se destinan la mayoría de las exportaciones mexicanas, pronto cerrarán. Esto, mientras Dos Bocas sigue en marcha.
Observando los impactos ambientales y la situación actual del petróleo delimitada con anterioridad, el proyecto de Dos Bocas no debería ser viable. Deberíamos considerar la creación de un Organismo Constitucional Autónomo que tenga como propósito incrementar la eficacia a la que nos enfrentamos en materia ambiental. De la misma manera, un gran porcentaje del dinero destinado a Dos Bocas estaría mejor dirigido al sector salud. Estamos viviendo una pandemia.