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No es lo mismo “Échale la culpa al PRI” que échale la culpa a los del PRI

De todos es sabido y entendido que en este mundo hay de todo, de ahí que las opiniones y/o críticas acerca de las acciones y comportamiento de los seres humanos, de sus instituciones y organismos, en muchas ocasiones suelen ser muy controvertidas. Un ejemplo de ello es la campaña lanzada al aire por el CEN del PRI: “Échale la culpa al PRI”, en donde su presidente deja ver claramente algo que muchos mexicanos ignoran y que otros que ya lo saben y entienden pretenden olvidar y prefieren denostar.

En la campaña en cuestión, se informa y se recuerda a propios y extraños que la gran mayoría de las instituciones que dieron vida al crecimiento y desarrollo del país fueron impulsadas por políticos y por verdaderos estadistas, cuya visión personal y el apego a los documentos básicos del PRI coincidieron para beneficio de todos los segmentos de la población, en particular de los que menos tienen.

Solamente hace falta un poco de sensibilidad, criterio y breve conocimiento de la historia, para darse cuenta que la democracia que hoy se vive no llegó sola, sino que fue impulsada por priistas de su tiempo; las leyes que protegen y amparan a las clases más desfavorecidas con educación gratuita, acceso a la salud; las empresas como la CFE, el Sistema Metro de la Ciudad de México y otras entidades; el sistema de carreteras del país (todas ellas con todo y sus asegunes) son resultado de las actuaciones de militantes del PRI, sólo por mencionar algunos hechos.

Quienes idearon y autorizaron la campaña seguramente se dieron cuenta y reconocen que de acuerdo a las cifras oficiales del INE y del propio PRI, el número de militantes del otrora “partidazo” ha disminuido de manera considerable, debido a diferentes causas: muchos por desconocimiento de sus documentos básicos y la aplicación de los mismos; algunos más, desilusionados por los pobres resultados  alcanzados en los últimos comicios; otros molestos por lo que han dado en llamar la “mafia en el poder” (ellos, sus parientes o por interpósitas personas) que ocupan los cargos “de a gratis” o sea, las representaciones plurinominales; las candidaturas a los llamados junior, todos ellos también, con sus honrosas excepciones.

También los hay que se han dado cuenta y reconocen con vergüenza ajena que muchos de los que alcanzaron el poder bajo las siglas del PRI no solamente no cumplieron lo prometido en las campañas, sino que además se enriquecieron brutalmente a costa del erario y/o los negocios realizados al amparo de la información confidencial o de las dádivas exigidas a comerciantes e industriales.

APUNTE

Bastaría con realizar algunas sumas y restas aritméticas para identificar a quienes cuentan con bienes patrimoniales que no corresponden con lo trabajado.

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