Ni El regreso del Jedi ni Una nueva esperanza
Cada uno ve en el resultado de las elecciones del domingo en Hidalgo y Coahuila lo que quiere ver.
Para algunos es un retorno triunfal de un PRI que suponían muerto. A otros la noticia de la derrota de Morena les genera una euforia descomunal, como si fuera el anticipo de la elección intermedia del 2021.
Hay que tener cuidado al interpretar lo que pasó el domingo en esos dos estados. Es importante e interesante el resultado electoral, pero está lejos, muy lejos de ser un laboratorio o un anticipo de lo que podrá venir en el 2021. Muchos de los análisis previos se construyeron desde la bruma centralista que, como en el título del libro de Ramón Rubín, todo lo vuelve azul, hace que se confunda con el fondo celeste y se pierdan los contornos y los matices. El mismo trabajo que les costó entender a Frenaaa les cuesta ahora entender que siga existiendo un PRI hegemónico en algunos estados.
De entrada, hay que decir que esos son quizá los estados más priistas del país, donde nunca ha habido alternancia y donde la base social tricolor es real y bien organizada. Son estados también donde la oposición tradicional ha sido el PAN y no la izquierda. El mejor candidato de la izquierda en Hidalgo, Miguel Ángel Granados Chapa, no llegó al 14 por ciento. En Coahuila el mejor resultado de la izquierda es el de Morena en 2017 con el 12 por ciento conseguido por Armando Guadiana.
Que el PRI obtenga un buen resultado en los territorios que controla nada tiene de extraño; que Morena no sea la aplanadora que algunos pensaban, tampoco
Que el PRI obtenga un buen resultado en los territorios que controla nada tiene de extraño; que Morena no sea la aplanadora que algunos pensaban tampoco. Las elecciones locales tienen una lógica territorial que no responde a las nacionales. La tendencia a ir empatando las fechas de elecciones nacionales con las locales tiene como primer objetivo aparente ahorrar dinero, pero sobre todo favorecer a los partidos que tienen la presidencia de la República. Así lo hizo el PAN en Jalisco en las reformas a finales de los noventa y así lo ha pretendido Morena de cara al 2024 donde, espera, que la candidatura a la presidencia impacte muchas elecciones locales, como sucedió en el 2018.
Qué bueno que el resultado del domingo aliente a la oposición y qué bueno que le baje los humos a Morena que pensaba que cualquier candidato que presentaran por ese partido tendría en automático el voto popular. Ahora sí que, puesto en términos de la Guerra de la Galaxias, ni es el episodio VI, El regreso del Jedi, con un PRI renaciendo de los escombros y diciéndole a Morena “soy tu padre”, ni tampoco es el Episodio IV, Una nueva esperanza, con la alianza rebelde como protagonista. Las elecciones locales tienen lógica y explicación local.
diego.petersen@informador.com.mx