Necedad
Autoridades estatales quieren justificar, por las buenas o por las malas, que su consulta pública por el pacto fiscal fue todo un éxito. Pero cada vez que se mueven se hunden más.
Ayer, el Consejo Estatal de Participación Ciudadana y la Secretaría de Planeación y Participación Ciudadana de Jalisco presumieron el ejercicio, supuestamente porque fue una “prueba” exitosa. Sin embargo, apenas participaron 388 mil 816 ciudadanos con credencial para votar, cuando se requieren más de 2.5 millones de votos a favor.
No es novedad que se tiraron a la basura 29 millones de pesos. Tampoco que en la consulta participaron burócratas acarreados de todos los niveles en el Estado, pero estaría bien que se basaran en que no se cumplió la meta para que el ejercicio fuera vinculante. Punto.
El tema se resume fácil. Hace tiempo, el Presidente López Obrador respondió a las autoridades de Jalisco que si querían más dinero de la Federación, debían realizar una consulta pública para ver qué opinaba la gente. Ése es el fondo del asunto, no la participación “inédita” de 388 mil 816 votantes. Ya dejen atrás su necedad.
En pocas palabras, no se consiguieron los votos suficientes.
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Ayer les contamos de los jugosos aguinaldos de la burocracia federal, pero ahora pasamos a los privilegiados de Jalisco.
Mientras un empleado que gana el salario mínimo vigente recibió dos mil 125 pesos de aguinaldo, si bien le fue, un consejero de la Judicatura del Estado se llevó 299 mil pesos. Y los magistrados recibieron 289 mil pesos. Como no se puede quedar atrás, el gobernador de Jalisco, quien está de vacaciones, tiene sus 263 mil pesos por esta prestación. Hasta el auditor superior se despachó con 262 mil pesos. ¿Cuál crisis?
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A los partidos políticos que en su momento apoyaron la reforma “sin voto no hay dinero”, se les volteó el chirrión por el palito. Ahora se quejan de que los partidos locales, con baja votación, están entre los que más financiamiento público estatal tendrán.
La modificación que impulsó el entonces diputado Pedro Kumamoto se aprobó en 2017 gracias a los votos de legisladores del PRI, MC y PAN, que ahora reniegan de que existan dos fórmulas para calcular los recursos que se reparten. ¿Será que Kuma, con su piel de corderito “independiente”, se chamaqueó a los viejos lobos de los partidos tradicionales?
El único que desde el principio rechazó la reforma fue el polémico Enrique Aubry, quien llevó el pleito hasta la Suprema Corte, pero los ministros terminaron avalando la doble fórmula para calcular el gasto estatal de los partidos locales y nacionales.
Queda una moraleja para los partidos y sus diputados: estudien lo que aprueban y no sean levantamanos.