Naomi
Hace no mucho en estas páginas exponía cómo el feminicidio comenzaba a tener varios rostros, no sólo el de un hombre y adulto como si fuera una combinación única. Y este fin de semana, el feminicidio de Estefany Naomi, en Veracruz, da muestra de cómo la realidad o el entorno de violencia -si bien existe en todo el país no todas las regiones la interpretan igual- ha permeado hasta los más pequeños, y hoy se lamenta la ausencia de una niña de 13 años porque un compañero de la escuela le arrebató la vida por no querer ser su novia. Así, nada más.
¿Imaginan ver cómo en plena calle un niño de 14 años apuñala a una niña? ¿Habrían imaginado que el motivo fue la rabia y la impotencia que le generó el rechazo de la niña? ¿Qué sucede en el entorno de la niñez hoy en día que no mide las consecuencias de sus actos? Y no importa la región en la que se encuentre.
La información de testigos en el momento del ataque afirman que el adolescente se hizo acompañar de alguien más y esperó a que Naomi saliera en bicicleta para abordarla. Una vez que la alcanzaron, a unas cuadras del palacio municipal de Tecolutla, Veracruz, el compañero de la niña la apuñaló. Fue imposible que los servicios de emergencia la encontraran con vida, una de las heridas fue en el cuello y no pudieron reanimarla. Así, en medio de la calle y a plena luz del día un jovencito apuñala a su víctima y nadie puede evitarlo.
La denuncia por el feminicidio de Naomi no tuvo efecto inmediato, aun sabiendo quién era el responsable y dónde localizarlo. La comunidad tomó acciones para forzar la respuesta de las autoridades: 12 horas de bloqueo carretero en el acceso principal a Tecolutla. Entonces la respuesta llegó: el padre del menor presuntamente responsable lo entregó a las autoridades. Ahora Víctor Yael “N” se encuentra a disposición de la Fiscalía de Veracruz para seguir con el proceso.
¿Qué le sucede a nuestros niños que no son capaces de identificar el concepto de autocontrol? ¿Cómo está su autoestima que el odio puede cegarlos? No sé cuál sería la reacción natural y razonable frente al rechazo para cada uno hoy en día, quizá para algunos habría sido entristecerse, llorar, un maratón de videojuegos, aislarse o simplemente nada, pero jamás habría pensado en que la respuesta sería matar a quien le dijo “no”.
Todos estamos y estuvimos expuestos al rechazo y aunque la interacción entre los niños y adolescentes es la misma hoy que ayer no recuerdo que las peleas en la escuela o un “no” terminara en homicidio o feminicidio. Las cosas han cambiado y mucho, lamentablemente. Quién diría que en un mismo acto de violencia ahora se encuentran dos familias rotas. Una que no volverá a ver a su hija y otra que debe continuar con el estigma de un hijo feminicida a sus 14 años.
El caso de Naomi es uno de los más lamentables en Veracruz, entidad que se encuentra entre los siete primeros del país con mayor número de feminicidios. Entre 2015 y 2022 se registró un centenar de homicidios de niñas y adolescentes, 58 clasificados como feminicidios y 42 como homicidios intencionales. Y si nos vamos a las estadísticas, difícilmente las otras 31 entidades saldrían bien libradas. Ojalá no sea éste un ejemplo más de un “Pueblo chico”, porque ya tenemos muchos “Infiernos grandes” en el país.