Ideas

Mujeres, hasta que se escuche

Crecer escuchando: “estudien, trabajen; necesitan tener una carrera y ganar su propio dinero para que no dependan de nadie”, es algo que te marca la vida, sobre todo cuando eres mujer y desde niña quien te lo dice amorosamente es tu papá. En un contexto donde las condiciones económicas, políticas y sociales de las mujeres son visiblemente inequitativas respecto a los varones, esas son palabras que pueden hacerte toda la diferencia en tus decisiones, para impulsarte y recordarte que tienes alas y hay que abrirlas sin miedo… y que también existen hombres que llegan a ser grandes aliados.

Conmemorar el Día de la Mujer (que no es celebrar) significa revisar y cuestionar esas historias, las historias de las que estamos hechos como sociedad, para identificar y replicar las prácticas que suman positivamente a la vida de las mujeres (y en consecuencia a la misma comunidad). Pero también es desterrar aquellas que sólo continúan beneficiando a unos y perpetuando la violencia, pobreza y desigualdad que históricamente han sido un vil lastre para este importante grupo de la población.

El 8 de marzo (o #8M en las redes sociales) no debe quedarse en la crónica de las cientos de marchas moradas que recorren las calles de México y el mundo. En un país donde a diario son asesinadas 10 mujeres, la sobrecarga de trabajo es cuatro veces mayor que la de los hombres y hay madres en riesgo por buscar a sus hijas e hijos desaparecidos, los reclamos de estas manifestaciones son más que justificados y deben ser escuchados para que la situación cambie. Y aunque estas protestas son contra un sistema que durante siglos había sido encabezado totalmente por varones, no significa que se trate de enfrentamiento de mujeres contra hombres.

“La conciencia de ser mujer no va contra los hombres y sí contra ciertas formas de relaciones entre hombres y mujeres”, expone atinadamente el sociólogo francés Alain Touraine, en su libro “El Mundo de las Mujeres”.

No es un asunto de buenos contra malos, de blanco y negro, ni una lucha de clases entre géneros; pero sí contra quienes insisten en pasar por encima de nuestros derechos, impidiendo que el desarrollo de unos y otras sea desde una perspectiva de género. La sociedad también está hecha de mujeres.

Hoy por hoy los principales cambios y transformaciones en la vida de las mujeres se han construido por la voz, el trabajo y empuje de ellas y otras mujeres, y en ocasiones teniendo a hombres como aliados. Y no me refiero únicamente a un enfoque desde la política. Hay padres que impulsan, motivan y orientan a sus hijas a prepararse, crecer, saberse capaces. Hay familias donde entienden que el desarrollo de las mujeres es igual de importante que el de los varones, y que evitan perpetuar arcaicos roles anclando a unas con labores domésticas y deslindando a otros de ellas. Existen parejas que saben caminar al lado, entendiendo que se trata de hacer equipo, de ser equitativos y que eso incluye intercambiar labores de cuidados y dentro del hogar. Hay hombres que levantan y enarbolan plenamente la lucha feminista... desde su trinchera, aunque lo hagan en silencio.

Las marchas del #8M y la declaración del 9 de marzo como Día Nacional sin Mujeres que sean para recordar que la historia no puede continuar como durante siglos ha sido ni como hasta hoy la conocemos; debe cambiar para que las mujeres tengan las mismas oportunidades para estudiar, trabajar y ser independientes, para tener una vida plena, segura y en libertad. Mientras tanto, se seguirá alzando la voz, hasta que se escuche.

A las mujeres que marchan este 8 de marzo y quienes desde otros espacios alzan la voz, ¡gracias! Por ustedes, por nosotras y por las que vienen.

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