¡Mucha suerte, Presidente!
De los arrepentidos se sirve Dios, y a través de Javier Jiménez Espriú, responsable de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT) designado por Andrés Manuel López Obrador, ayer mismo se dio marcha atrás y decidió no suspender las obras del Nuevo Aeropuerto de la Ciudad de México (NAICM), por todo lo que se ha dicho que esto pudiera provocar, se pudiera pensar que muchos de los dimes y diretes que han causado un gran desazón en un importante número de mexicanos podría seguir los mismos pasos, toda vez que una cosa es un pronunciamiento en la campaña, y otra muy diferente una acción del nuevo Gobierno.
Desear que le vaya mal a un Presidente de México es la peor aberración que pudiera llegar a cometer alguien que ama su país. Aún y con todos los asegunes que pudieran tener los pronunciamientos casi, casi mágicos realizados por Andrés Manuel López Obrador, durante y después de rendir juramento como nuevo titular del poder Ejecutivo de nuestra gran nación, lo menos que podemos desearle es mucha suerte, porque hay mucho trabajo por hacer y porque si le va mal a él, nos irá mal a todos.
Lo pienso y lo escribo con todo el fervor patrio de que puedo ser capaz, los discursos pronunciados por Andrés Manuel López Obrador el fin de semana con el que inicia su gestión al frente de la República, no se apartan ni agregan un ápice a lo dicho durante su larga campaña, sus buenas intenciones son dignas del apoyo de todas las personas de bien; entrar al terreno de las realidades es otra cosa. Las tareas por realizar tienen una dimensión titánica, al grado de que ningún partido o grupo empresarial las podrá sacar adelante por si solo.
Así, o nos comprometemos todos, o la esperanza volverá a quedar en buenas intenciones.
Nos conviene ser solidarios. Desde dentro y desde fuera del Gobierno se puede apoyar a las autoridades, finalmente, tanto en el ámbito nacional, como en el local, quienes se despiden y quienes toman la nueva estafeta tienen la misma cuna de nacimiento. Con sus asegunes, por supuesto, pero todos recibieron la misma dotación ideológica, ya su aplicación o malversación es responsabilidad de cada cual, y son los resultados lo que habremos de juzgar.
APUNTE
En esta vida no hay fecha que no se cumpla -desde el nacimiento hasta la misma muerte-, si acaso en algunas ocasiones se puede dilatar un poco el destino. El pueblo de México lleva centurias esperanzado en la llegada de un “salvador” que le sirva de guía, que le resuelva sus problemas y que preferencialmente no cobre mucho, pero todos los que hasta hoy se han pronunciado como tales, han cobrado cada vez más y más, ojalá que este sueño no se convierta en otra pesadilla.