Morena y la ideología del pragmatismo
La política profesional es por definición pragmática, es decir, enfocada a resultados inmediatos, prácticos y efectivos, antes que regir la conducta por principios y congruencia ideológica. Siempre ha sido así, pero no deja de sorprender cómo los partidos en la política mexicana actúan sin recato alguno regidos por el vulgar pragmatismo político.
Todos actúan de ese modo, y el partido más nuevo del régimen electoral mexicano, el Movimiento Regeneración Nacional (Morena), está mostrando que el pragmatismo político parece ser su ideología predominante antes que la izquierda nacionalista y el progresismo político que establecen sus estatutos y sus principios.
Baste someter a una rápida revisión el reparto de las principales candidaturas de este partido en Jalisco para constatar el predominio del pragmatismo político. Los principales cargos están en manos de militantes provenientes de distintos partidos, la mayoría de la vieja partidocracia que Morena dice combatir.
La candidata a la gubernatura, Claudia Delgadillo González, se formó en el viejo Partido Revolucionario Institucional (PRI) y militó específicamente en el grupo del ex gobernador Aristóteles Sandoval Díaz. Se sabe que varios de sus cuadros más cercanos formaron parte del círculo más cercano del ex gobernador asesinado en Puerto Vallarta. Y hay que recordar que Claudia Delgadillo llega a la mega-alianza encabezada por Morena, gracias a su paso por el Partido Verde Ecologista de México (PVEM), una franquicia con un largo historial de arreglos comerciales al amparo de la política electoral.
El candidato al Senado, el doctor Carlos Lomelí Bolaños, antes de militar en Morena pasó por los partidos de la Revolución Democrática (PRD) y Movimiento Ciudadano, el actual partido en el poder en Jalisco y principal adversario de la alianza morenista.
Probablemente el caso más ilustrativo del pragmatismo político que rige en Morena Jalisco sea el que representa el candidato a la presidencia municipal de Guadalajara, José María Martínez Martínez, un político formado en el Partido Acción Nacional (PAN), el principal partido de la derecha mexicana. Pero hay evidencia de que “Chema” Martínez era más cercano a las corrientes más conservadoras dentro del panismo. Bueno, ahora “Chema” Martínez es el abanderado del partido que postula “el cambio verdadero” para México y para Jalisco.
En el caso de Zapopan, el candidato es Pedro Kumamoto Aguilar, un joven político formado en una asociación llamada Wikipolítica que logró postularlo como el primer diputado independiente de Jalisco y que luego dieron nacimiento al partido Futuro, aliado ahora con Morena, PVEM, Partido del Trabajo y Hagamos.
La elección o imposición de estos candidatos por parte de la dirigencia nacional deja a un lado y marginados a militantes fundadores de Morena, muchos con trayectorias de militancia en partidos y organizaciones de izquierda y algunos incluso con militancia en movimientos sociales y de base.
Este pragmatismo seguro lastima a miles de militantes o simpatizantes de Morena que de manera genuina y legítima buscan construir un verdadero partido al servicio de la sociedad y libre de los vicios de la vieja partidocracia mexicana.
Pero a la hora del cálculo político y las tácticas enfocadas a la rentabilidad electoral, se imponen cuadros que aparentemente tienen más reconocimiento aunque carezcan de trayectorias de militancia de izquierda y congruencia con esta ideología.
De ahí la manifiesta inconformidad de varios cuadros fundadores de este partido que se han roto el lomo fundando el partido, tocando puertas para hacer nuevas afiliaciones y que han participado en las campañas que llevaron a Morena al triunfo a escala nacional.
Pero nada de esto debe escandalizarnos, pues el pragmatismo político es la verdadera ideología de todos los partidos. Ninguna fuerza política registrada en la actual contienda electoral escapa a esta lógica en la que priva el cálculo por sobre la coherencia y congruencia ética e ideológica.