Monreal: un buen prospecto presidenciable en un “partido” equivocado
De entre los cuatro integrantes de Morena que públicamente disputan desde hace ya tiempo la candidatura de ese “partido” para suceder en el encargo al presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), Ricardo Monreal Ávila es quizá el que tiene mayor formación, experiencia y sobre todo capacidad para actuar en la arena política.
Y cuando se menciona así, “los cuatro integrantes de Morena”, es necesario dejar claro que esto no significa que sean los cuatro favoritos de Palacio Nacional, pues ha resultado más que evidente -desde hace tiempo- que las circunstancias son diversas en razón de la naturaleza del zacatecano, hasta cierto punto rebelde pero más que nada de firmeza en sus convicciones, siendo que Monreal ha tenido diversos episodios que muestran diferencia de criterio y de pensamiento frente a López Obrador. Incluso, en ocasiones se ha llegado hasta apreciar como un enfrentamiento aunque a la fecha siga actuando en el encargo de coordinador de la bancada senatorial de Morena y al mismo tiempo coordinador de la mayoría de legisladores en la Cámara Alta, dado que es conocido que hay mayor número de senadores del partido del presidente que de las otras fuerzas que ahí convergen.
Pero por más que sus declaraciones, y en no pocas ocasiones sus actitudes choquen con la narrativa y acciones del Ejecutivo, el pasado jueves en Guadalajara, Ricardo Monreal, en un foro de casi mil personas convocado por la Agrupación Política Nacional (APN) «Confío en México» que me honro en presidir, advirtió que nunca peleará con Andrés Manuel.
“No voy a pelearme con la historia”, dijo tras recordar que lleva 25 años luchando de la mano con él, habiendo fundado Morena y siento que comparten todavía preceptos muy claros como su política social, la lucha contra la corrupción y el plan de bienestar, sólo por mencionar algunos.
“No estoy en contra del presidente; tengo opiniones distintas. Eso no me hace traidor ni que esté en contra del grupo. Esa es la democracia y la tolerancia”.
Monreal se autodenomina como social-demócrata, un hombre de izquierda más cerca del centro, y rechaza ser parte de esa izquierda radical “trasnochada”, similar a los regímenes de izquierda casi comunistas como los que imperan en Venezuela o Bolivia. De hecho, se compara más con la izquierda moderna europea como la que existe en muchos países del Viejo Continente, tal sería el caso de España, Suecia y Noruega, entre otros.
“Creo en la economía y creo en la globalización”, ha dicho.
Además, da señales de que no sólo piensa distinto que AMLO en temas torales como los de energía, pues está a favor de las energías renovables y limpias, dejando saber que acorde a los tratados internacionales, especialmente el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), nuestro país deberá atender los mandatos y compromisos al respecto. Del mismo modo, manifiesta su diferencia sobre el modelo de seguridad, y se pronuncia en contra de la acentuada militarización, así como contra la integración de la Guardia Nacional a la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), y en contra de la violación del Estado de derecho, que es como quiere imponer AMLO su voluntad, a base de decretos o manotazos ilegales, y/o con ajustes a leyes por mayoría simple siendo lo legalmente necesario realizar procesos legislativos para reformar la Constitución, para lo cual le queda claro es difícil al no tener mayoría calificada en el Senado ni en la Cámara de Diputados aun sumando a sus aliados.
Igualmente, se ha desmarcado del grupo que pide la desaparición del INE, pues considera que su desempeño ha sido medianamente aceptable.
En reuniones con emprendedores ha manifestado estar a favor del equilibrio entre lo que debe controlar el Estado en materia de desarrollo económico y lo que debe no sólo permitir sino incentivar en relación a la actividad empresarial un gobierno de centro o izquierda moderada, incluyendo las asociaciones público privadas o las concesiones a empresas en relación a servicios que puede adjudicar el gobierno. Por si no fuese suficiente, Monreal tampoco está de acuerdo con acciones arbitrarias como la orden de invadir predios privados sin proceso legal alguno para asegurar el control del gobierno, como instruyó AMLO en la península yucateca en relación a tomar forzadamente posesión de predios a fin de dar continuidad a su caprichoso proyecto del Tren Maya, que en algunas zonas es inviable pero además lesivo al hábitat.
El ex priista, ex perredista, ex emecista, y quizá muy pronto ex morenista, se presenta como el político que puede continuar con lo positivo para escuchar y ajustar lo necesario, sin que signifique modificar radicalmente la ruta de lo que debe ser un régimen de centro izquierda o centro, es decir, con un estado y gobiernos fuertes, pero dejando también crecer al sector privado. Ha expresado su preocupación por retomar políticas que vuelvan a poner al país en la ruta del fortalecimiento del campo, los servicios educativos y de salud, y un ajuste radical para asegurar protección y paz.
En resumidas cuentas, es muy poco lo que lo liga al Gobierno del presidente y a su Cuarta Transformación.
Pero lo más irónico es que, si no se entiende que habiendo tantas posiciones tan divergentes entre Andrés Manuel y Ricardo, el senador continué aferrado a permanecer a su lado, mucho menos es comprensible que lo haga cuando ha recibido un trato visiblemente denigrante respecto a su aspiración de ser candidato a la presidencia por Morena.
Por más que intente poner el tono sarcástico o simpático a la situación, la realidad es que AMLO no lo tiene entre sus “corcholatas” para sucederlo en la presidencia; no es “el arma secreta del presidente”, y a éste le tiene sin cuidado si, como se auto define, es “la mejor opción”, “el más honesto”, “el mas capaz”, o si tiene o no “cadáveres en el closet”.
Ricardo asegura no tener “plan B” para contender fuera de su actual partido político; “es con Morena o es con Morena”, ha sentenciado, y aunque no lo dice, pues asegura seguirá luchando, exigiendo piso parejo y procesos democráticos, se advierte que puede tomar una ruta alterna y ser factor importante para una transición.
Ha garantizado “mi límite en Morena es mi dignidad”. Luego entonces, la pregunta es: ¿hasta cuando su dignidad le permitirá continuar con Morena y siendo parte de la denominada Cuarta Transformación donde visiblemente nomás no encaja?
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