Millones de votantes no tienen representación política
Morena desea reescribir las reglas del juego democrático a su favor. A diferencia de Venezuela, donde en su momento hubo un amplio respaldo popular a favor del chavismo, en México no existe tal apoyo popular a favor del morenismo. Y peor aún, la destrucción de nuestra democracia se intentará llevar a cabo sin siquiera estar representados millones de mexicanos que votaron el pasado domingo 2 de junio.
La representación política es el pilar fundamental sobre el que descansa la democracia. Por eso, el nombre de democracia representativa: los ciudadanos eligen a sus representantes, expresan sus voces a través de ellos cuando se formulan políticas públicas y, cada determinado tiempo, van a elecciones donde reiteran o no su confianza hacia ellos. Una razón fundamental de la Revolución Americana de 1776 fue la falta de representación política: no taxation without representation. También fue una razón crucial de la Revolución francesa de 1789. Y también lo fue para el primer intento de Independencia en la Nueva España, en 1808.
Desde la reforma electoral de 1977, nunca antes en México existió una discordancia tan grande entre por quienes votaron los mexicanos y quiénes ocuparán los asientos legislativos en el Congreso de la Unión: en 2024 alrededor del 43% votó por la oposición, pero la oposición ocupará únicamente alrededor del 26% de los escaños legislativos. Desde la reforma electoral de 1996, nunca antes en México existió una sobrerrepresentación tan abrumadora en la Cámara de Diputados: en 2006, la sobrerrepresentación del PAN fue de 5.9%; en 2012, la sobrerrepresentación de la alianza PRI/Verde fue de 8.2%; en 2018, la
sobrerrepresentación de Morena/PT/PES fue de 16.4%; y, ahora, la sobrerrepresentación de Morena/PT/Verde será de alrededor de 20%.
Desde la inauguración de la democracia mexicana, nunca partido político alguno se empeñó en destruir la democracia mexicana haciendo uso de sus mayorías parlamentarias, y tan completamente artificiales.
Millones de mexicanos no están representados en el Congreso de la Unión. Si en la Cámara de Diputados es donde reside la voluntad popular, Morena y sus aliados solo se han encargado de pisotearla. Porque a través del voto del pueblo, López Obrador jamás obtuvo el mandato popular, las mayorías calificadas, para llevar a cabo la destrucción del INE, del Poder Judicial y de la democracia mexicana. Si tan a la mala se ha impuesto el presidente, Morena y sus partidos aliados, entonces, ¿por qué millones de mexicanos que votaron en contra del proyecto autocrático morenista, y a quienes les negaron representación legislativa, no se atreverían a tomar el Congreso de la Unión?
Lo que intenta imponer López Obrador no es democracia, o el poder del pueblo, sino autocracia: el poder por sí mismo. Si nos adentramos por ese camino, mientras dejan sin representación a casi cuatro millones de mexicanos, lo mínimo que habrá será inestabilidad política. Ahí está la historia.
Fernando Núñez de la Garza
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