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Millennials generación desprotegida

Más de una vez se ha escuchado decir a los políticos, que el “futuro” (ese tiempo abstracto e inasible) será de la generación millennial, entre otras cosas por que este grupo de edad tiene una mayor acercamiento con las nuevas tecnologías, redes sociales y trabajo flexible que se consideran características de la nueva economía y la revolución tecnológica en curso. Pero como en otras interpretaciones de la realidad, en esta también se equivocan los políticos.

Las condiciones de empleo flexible, política de contención salarial y bajas prestaciones laborales hacen de la generación millennial, la menor pagada de la población económicamente activa. Se da así la paradoja de que la generación aparentemente más conectada e informada, sea a la vez la más explotada.

Datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), dados a conocer el pasado 12 de agosto, Día Internacional de la Juventud, precisan que en México hay 30.6 millones de jóvenes entre 15 y 29 años. Si descontamos a los adolescentes (35%) nos quedan aproximadamente unos 20 millones de jóvenes que podemos llamar la generación millennial.

Para la mayoría, sus condiciones de trabajo son precarias pues apenas cuatro de diez perciben un ingreso mayor a 12 mil pesos mensuales, lo que equivale a decir el los otros seis de cada diez tienen ingresos por debajo de la línea de pobreza. Además, 11%  de los jóvenes no supera los dos mil 400 pesos de salario mensual, 30% gana hasta cuatro mil 802 pesos y 24% percibe siete mil 200 pesos.

En una nota aparecida en Forbes sobre el tema, el presidente de la Fundación Reinventando México, Javier López Casarín, dijo que “muchos de ellos trabajan más de ocho horas diarias sin una remuneración extra ni seguridad social, lo que los convierte en el grupo de trabajadores más vulnerable en México”.

En no pocas ocasiones se celebra el tipo de trabajo flexible que realizan la mayoría de los millennials (trabajando desde casa, o en espacios de coworking, sin horarios fijos, contrato por trabajo, y sin patrón) como una ventaja respecto al trabajo que realizan los “Godinez” en oficinas, horario fijo y patrón único, y al de la clase trabajadora en las fábricas, como una ventaja.

Pero los datos oficiales también indican condiciones de precariedad, pues el trabajo “flexible” oculta otras formas de explotación de la fuerza de trabajo o la extensión del tiempo de trabajo a los tiempos de ocio y esparcimiento.

Al mismo tiempo, la forma de trabajo individual de la mayoría de millennials, posiblemente limite formas de organización colectiva que anteriormente tenía la clase obrera.

De modo que la celebrada flexibilidad e independencia laboral de la generación millennial, puede ocultar que esta generación también es hija o producida en tiempos del capitalismo neoliberal, es decir una época en la que se tiende a la producción de sujetos individualizados, aislados, familiarizados o alienados por la tecnología, y atrapadas en las redes de consumo de las corporaciones privadas, como características de una economía que justamente favorece las condiciones de reproducción del capitalismo. Pero incluso ahí en esas formas de vida individualistas e hiperconsumistas, surgen resistencias y formas solidarias y cooperativas de relacionarse. Desde ahí puede surgir otra generación millennial que resista y se rebele contra el diseño de vida explotada que le propone el capitalismo neoliberal.

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