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México y el Mundial de Clubes, la deuda pendiente

La victoria de Monterrey contra Al-Sadd en el Mundial de Clubes 2019 pondrá al equipo regiomontano ante un gran reto, el Liverpool inglés. Aunque las posibilidades de vencer al campeón europeo son casi nulas, el principal reto de la escuadra de Antonio Mohamed será demostrar que el futbol mexicano y de la Concacaf es competitivo y con la capacidad de poner en aprietos a los mejores conjuntos del mundo. En 16 ediciones del Mundial de Clubes, en las que equipos mexicanos han participado en 15, la realidad es que los tricolores han ofrecido más actuaciones decepcionantes que alentadoras.

Mientras clubes asiáticos como Al-Ain (Emiratos Árabes Unidos), Kashima Antlers (Japón) y equipos africanos como el Raja Casablanca (Marruecos) y Mazembe (República Democrática del Congo), han logrado batir a oncenas sudamericanas y clasificarse a la Final del torneo, ningún mexicano ha sido capaz de lograrlo, pese a la supuesta superioridad competitiva de nuestro campeonato doméstico. En 14 ediciones ya concluidas, México sólo alcanzó tres terceros lugares, que sería el mínimo exigible a sabiendas de la inferioridad contra Europa y Sudamérica. Necaxa en 2000, Monterrey en 2011 y Pachuca en 2017 son los únicos que han cumplido con el objetivo.

En contraparte, el país dominador durante 14 años consecutivos de la zona de Concacaf ha ofrecido algunos desempeños francamente deprimentes. Las Chivas de 2018 no pudieron contra el Kashima Antlers y el Esperánce de Túnez, quedando en el sexto lugar de siete equipos, sólo por arriba de Oceanía. En 2013, un Monterrey con graves problemas internos (su técnico, José Guadalupe Cruz, sostuvo un enfrentamiento a golpes con su auxiliar, Martín Salcedo) apenas quedó en quinto lugar. Seis años atrás, una versión pálida y desgastada del Pachuca multicampeón con Enrique Meza en México (Torneo Clausura 2007) y América (Copa Sudamericana 2006), no pudo contra el Etoile du Sahel de Túnez y fue eliminado a las primeras de cambio.

Tras el promisorio comienzo del Necaxa, al empatar contra Manchester United y vencer en penales al Real Madrid en la primera edición celebrada en Brasil, los enfrentamientos de los equipos mexicanos contra clubes europeos son partidos desequilibrados donde los representantes del Viejo Continente ganan sin poner el pie en el acelerador. En 2009, un gol de Guillermo Rojas puso en ventaja momentánea al Atlante contra el Barcelona de Pep Guardiola, pero tres goles culés mantuvieron el status quo. El mismo equipo catalán bailó 4-0 al América tres años atrás. Real Madrid no tuvo mayores problemas en disponer de Cruz Azul (4-0 en 2014, con rabona fallida de Cristiano Ronaldo incluida) y América (2-0 en 2016). Tampoco halló resistencia el Chelsea, al vencer 3-1 al Monterrey de Víctor Manuel Vucetich en 2012.

En síntesis, para encontrar la mejor actuación mexicana en esta competencia tenemos que remontarnos a hace 20 años con el Necaxa. Aunque existen otros imponderables que afectan el rendimiento de los equipos mexicanos, y los equipos asiáticos y africanos han demostrado buen nivel, me parece que no se le ha dado la seriedad suficiente a un trofeo que, hay que admitirlo, no tiene grandes incentivos más allá de los económicos y la vitrina de un partido de altura contra el campeón de Europa o el de Sudamérica. El reto del Monterrey, en su cuarta incursión en el Mundial de Clubes, será devolver la competitividad de los clubes mexicanos, y el Liverpool será una buena ocasión para demostrarlo.

JM

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