México, tarde otra vez
La semana pasada el Senado mexicano aprobó la despenalización de la mariguana para usos recreativos, científico, médico e industrial. Se espera que en las próximas semanas pase y sea aprobada por la Cámara de Diputados. La ley dispone que personas mayores de 18 años podrán cultivar, portar y consumir mariguana y sus derivados, previo permiso del Instituto Mexicano para la Regulación y Control del Cannabis, permitiendo 28 gramos de posesión, siempre y cuando no se consuma en espacios de trabajo públicos o privados. Después de años de discusión esto se anunció como un gran avance de corte progresista.
El debate público se ha centrado en el uso de la mariguana para fumar, si hay correlación o no con la violencia, la adicción, etc. Hubo declaraciones temerarias anunciando incrementos en la violencia debido a su aprobación aún cuando esto no ha sido el caso en ningún país que se haya despenalizado. Es más, en países como Holanda que lo despenalizó desde los años 70 o Estados Unidos que empezaron a liberarla desde el año 2011 (en algunos Estados) el debate ha avanzado mucho más. Esto ha hecho crecer el potencial de un mercado de forma exponencial. Van años luz adelante en esta industria.
Por citar un ejemplo cercano, en Estados Unidos el mercado de la mariguana ya está en un estado de expansión importante, con proyecciones que a 2024 podría representar un mercado de 130 mil millones de dólares. En tan solo 9 años, pasaron de un 45% de los norteamericanos que la aprobaban a un 67% (Pew Research). La distribución del mercado se ha sofisticado mucho más allá de fumarla, con los 7 productos más prometedores siendo aceite de cannabis, productos de belleza y cuidado de la piel, bebidas, chocolates, gomas, golosinas, cápsulas, inclusive han producido golosina para perros. Yo me pregunto, para seguir en la lógica de la reglamentación mexicana, ¿cómo se va a calcular el gramaje de los chocolates o de los aceites, para definir la portación autorizada?
Desde antes del año 2012 comenté en artículos y conversaciones que México al obsesionarse con una discusión bizantina sobre uso del cannabis, perdería una gran oportunidad de tomar la delantera en una industria en la que en un inicio tenía muchas ventajas. Argumenté que, en el mejor de los casos, México terminará en más de lo de siempre, exportar materia prima para luego reimportar el mismo producto con valor agregado. En el peor de los casos quedará completamente fuera del mercado, pues en Estados Unidos ya han desarrollado una amplia producción de materia prima con mucha calidad.
La mariguana es la droga más comúnmente cultivada, traficada y consumida en el mundo, a medida que avanza su legalización, está llamando la atención de inversionistas de todas partes del mundo.
Se calcula que en 2019 representó 13.6 mil millones de dólares en Estados Unidos generando más de 340 mil empleos, con 35 Estados legalizando la mariguana al menos para uso medicinal (15 lo permiten para uso recreacional). El número solo seguirá en aumento, el público estadounidense va interiorizando y aceptando su legalización a pasos agigantados.
Para cerrar, me gustaría retomar las palabras de mi libro Mitos y Mentadas de la Economía Mexicana (2012) con las mismas interrogantes, lamentablemente aún sobre la mesa: ¿Quiere México ser una maquila, cada vez más condicionada a vivir de las sobras que China no quiera poner en su plato manufacturero? ¿Desea diferenciarse como productor de valor agregado? ¿Planea apoyar a los más dinámicos y creativos emprendedores que ayuden a innovar al ecosistema corporativo? ¿Qué quiere ser México? Tal vez estamos a tiempo de retomar el camino y no perder la oportunidad de ser un actor importante en esta industria. El nuevo contexto en el que vivimos, lo demanda.