¿México, pro inmigrante?
En varias ocasiones he escrito sobre la oportunidad que representa la migración para el desarrollo de los países, casos exitosos conocidos son Estados Unidos, Israel, Alemania, Reino Unido, Canadá, entre otros. Esto es porque los migrantes tienden a ser de una generación en edad laboral, con un apetito de riesgo mayor y un espíritu de superación muy acentuado. Ahora viendo la crisis migratoria, sin precedentes y en una escala global, esto es mucho más evidente. Hay miles de personas escapando de la violencia en Ucrania, Siria, Venezuela, Nicaragua y otros tantos. Estas tragedias y en muchos casos crisis humanitarias representan también oportunidades para países en desarrollo para captar talento y crecer sus economías, que de lo que más adolecen, debido al constante cambio tecnológico, es justamente talento joven y con capacidad de aprender en un contexto cambiante.
En meses recientes, México anunció que recibiría inmigrantes Ucranianos en busca de asilo. En un evento protocolario observamos con bombos y platillos recibimientos oficiales de las familias en el país. A simple vista esto parecería un acto humanitario, inteligente y noble. Pero, ¿a qué realidad se enfrentarán las personas llegando a México? Las leyes migratorias mexicanas son sumamente restrictivas para un extranjero queriendo establecerse en el país, limitando oportunidades laborales, de inversión, inclusive mexicanos naturalizados tienen marcadas diferencias constitucionales y legales. Ya no digamos las prohibiciones para comprar propiedades a 50 o 100 kilómetros del mar o la frontera ¿Qué sería de los mexicanos si tuvieran las mismas restricciones en Estados Unidos?
El artículo (art.) 32 de la Constitución señala: Los mexicanos serán preferidos a los extranjeros en igualdad de circunstancias, para toda clase de concesiones y para todos los empleos, cargos o comisiones de gobierno en que no sea indispensable la calidad de ciudadano.... Y hay más. La Ley Federal ordena que “En toda empresa o establecimiento, el patrón deberá emplear un noventa por ciento de trabajadores mexicanos, por lo menos. En las categorías de técnicos y profesionales, los trabajadores deberán ser mexicanos, salvo que no los haya en una especialidad determinada, en cuyo caso el patrón podrá emplear temporalmente a trabajadores extranjeros, en una proporción que no exceda del diez por ciento de los de la especialidad. El patrón y los trabajadores extranjeros tendrán la obligación solidaria de capacitar a trabajadores mexicanos en la especialidad de que se trate. Los médicos al servicio de las empresas deberán ser mexicanos.” (Art.7). Estos enunciados dejan poco margen de inclusión.
Google, en todos los puestos que anuncia en México van encabezados con un rótulo en negritas indicando: “Para México: Sólo se evaluarán las solicitudes de los candidatos con nacionalidad mexicana para esta función en cumplimiento de lo dispuesto en el artículo 7 de la Ley Federal del Trabajo”. Esto no es el caso ni para Argentina, ni Colombia, en varios casos, por el mismo puesto. ¿Cuántas otras empresas, sobre todo corporativos y grupos internacionales tendrán las mismas limitaciones? Esta es una de las razones por las que México no atrae migración calificada.
En mi caso, llegando de 10 meses de nacido a México en condición de apátrida por ser hijo de sobrevivientes de campos de concentración en Alemania, a los que el gobierno polaco despojó de su nacionalidad, me tomó más de 30 años naturalizarme. Mi madre falleció sin lograr la naturalización mexicana.
México, para anunciar políticas en pro de refugiados, apostar por la atracción de talento y capital internacional, debe revisar sus leyes internas para tener un discurso congruente y progresista en este campo. Sigue siendo México, sólo para los mexicanos.