Mexicanos contra mexicanos
Hay algo que han hecho López Obrador y su gente que es imperdonable y costará mucho tiempo recomponer si es que alguien pretende hacerlo.
Más allá de si su gestión ha hecho mucho, poco o nada, o si sólo ha sido intrascendente, desde que era candidato se ha encargado de dividir y polarizar al país.
Ha sido su estrategia y para sus fines personales le ha funcionado.
Se ha propuesto y en muchos casos ha conseguido poner a unos contra otros a los que llama su izquierda y al resto del país. Fifís versus chairos.
Más que nunca México está polarizado e incluso ha llegado a haber fricciones.
Un buen ejemplo es la CDMX, que después de las elecciones intermedias quedó partido por la mitad entre oriente y poniente, claramente separada por un eje de norte a sur que divide a la ciudad y donde a oscuras o a plena del luz del día políticos y aspirantes a políticos se dan con todo provocando escándalos y en algunos casos enfrentamientos.
Los discursos mañaneros han puesto a mexicanos contra mexicanos.
López Obrador consiguió esta división gracias a la enorme popularidad de que goza en los sectores más desposeídos del país, popularidad de la que también gozó en una buena parte de la clase media al principio de su mandato, pero que poco a poco se ha ido diluyendo ante el desencanto del López real.
Pero el que de plano no tiene vergüenza es el secretario de Gobernación, Adán Augusto López, que en su afán de buscar que a nivel de los congresos estatales se apruebe la reforma constitucional para que el Ejército permanezca en las calles ha arremetido contra los gobiernos de oposición a Morena y recientemente en un acto de total irresponsabilidad ha contrapuesto al sur contra el norte del país con aquello de que en Tabasco son más inteligentes que en el norte.
¡Es el secretario de Gobernación! Es el encargado de la política interior y por andar en promoción política comete un acto de irresponsabilidad absoluta.
Afortunadamente lo de Adán Augusto López no habrá de pasar a mayores, ya que se trata de un político muy menor (un enano en política diría el clásico) que si hace ruido no se escucha.
Y si lo más difícil en un país en la actualidad es conseguir la cohesión interna, un sentimiento de identidad nacional y un propósito de marchar juntos, ambos López desde sus distintas tribunas luchan por lo contrario y eso en términos éticos es tener muy poca vergüenza.