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Meta

Siempre fue un cliché que dentro de las películas de superhéroes o de ciencia ficción en general, el antagonista hiciera uso de una tecnología desmedida como mecanismo de control social. Esta semana se dio a conocer una situación muy parecida aterrizada a nuestra realidad. 

El 28 de octubre, por medio de diversas plataformas sociales, Mark Zuckerberg presentó a Meta como el siguiente gran paso tecnológico de Facebook. Meta tiene como propósito juntar a las personas por medio de realidades aumentadas en mundos virtuales. Este proyecto abre paso a un sinfín de posibilidades para crear nuevos mundos con leyes naturales propias que cambiarán nuestro funcionamiento social para siempre. 

Al escribir este artículo, me puse a reflexionar sobre la época histórica en la que nacimos. Es un hecho que nacimos muy tarde para descubrir el mundo y muy temprano para descubrir el universo. Si bien a estas generaciones nos ha tocado presenciar la globalización y la dependencia tecnológica, considero que todo esto únicamente sirvió de paso para el verdadero gigante del cambio: los mundos virtuales y lo que puede llegar a ser Meta. 

Mark Zuckerberg mencionó que dentro de las prioridades de Meta se encuentra salvaguardar la privacidad y seguridad de cada usuario. Dentro de muy poco tiempo tendremos el poder para crear nuevos mundos. 

Dentro de su presentación de Meta, Zuckerberg mencionó que Horizon Worlds será la plataforma que facilitará la creación de estos espacios. Cada usuario tendrá la capacidad de crear su avatar, sumergirse a un mundo en blanco, y empezar a moldearlo según le parezca, a su vez pudiendo extender la invitación de su mundo a sus contactos. Esto significa que en el momento que empiece a funcionar esta plataforma, podrán haber tantos mundos como usuarios en un principio. A su vez, nada impide que en un futuro se pueda crear inteligencia artificial dentro de estos mundos virtuales que con el paso del tiempo puedan formar sus propios mundos. Esto generará una cadena infinita de mundos dentro de mundos y la noción de lo que es “real” se irá difuminando. 

Una de las aristas interesantes del tema es que (si bien no al principio) llegará el momento en el que estos mundos sean indistinguibles de nuestro mundo base. Se podrán comprar terrenos, formar familias y realizar cualquier tipo de actividades cotidianas. Como he señalado en algunos artículos pasados, es interesante ponernos a pensar lo siguiente: si a finales del 2021, con nuestra tecnología, podemos comenzar a crear estos mundos, nada nos asegura que nosotros no seamos el producto de una simulación similar. Dejando a un lado esta especulación y enfocándonos en lo que viene, si bien hacer uso de estas plataformas será emocionante, nuestro acercamiento debe ser cauteloso y moderado.

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