"Mejor que en Dinamarca"
Aventuro una hipótesis.
La siguiente sentencia de AMLO en su sexto y último informe de gobierno solo puede leerse como una falsedad, pero también como un extraordinario (fuera de lo ordinario) acto de comunicación política:
“El sistema de salud público ya es el más eficaz en el mundo. Dije que iba a ser el mejor, que iba a ser como en Dinamarca. No, no es como en Dinamarca. Es mejor que en Dinamarca”.
Las redes sociales estallaron de inmediato: “¿Burla? ¿Broma? El presidente acaba de decir que el IMSS Bienestar es el mejor sistema de salud del mundo”.
“¡Ridículo! ¡Una ofensa!”. Los titulares de las webs de noticias exaltaron semejante barbaridad. Los detractores de López Obrador, indignados, clamaron: ¡lapidadlo!
AMLO es especialista en generar estas reacciones. En eso basó parte de su sistema de comunicación política.
Creo que lo hace a propósito.
Utiliza señuelos que lanza –no libres de desvergüenza en el mentir– para neutralizar una crítica real y ciclarla en la rabieta indignada. Como un boxeador que baja la guardia intencionalmente para distraer a su contrincante y controlar el ritmo de la pelea. Gracias a esta técnica, hay flancos vulnerables de su discurso inexplorados en todo el sexenio.
Es un provocador que anteponen la cortesía irónica “con todo respeto”. Tiene pasaporte para transitar sin problema entre lo sardónico, la burla y el cinismo cuando se trata de sus adversarios.
La encuesta a mano alzada sobre la reforma judicial, ante un zócalo repleto, fue otra provocación. Su sonrisa lo delata.
“Ustedes pónganse a discutir si somos Dinamarca”, parece decir como quien lanza un jugoso hueso. “Miren cómo me divierto con encuestas a modo, soy un antidemócrata”. El combustible perfecto, la materia prima para encapsular la crítica ante sus deudas promesas incumplidas.
No se trata de si el Presidente tiene razón o no; su afirmación, simplemente, carece de racionalidad.
Es absurdo discutir si somos Dinamarca. Realista sería criticar la burocracia en el IMSS, la demora en la programación de intervenciones o la escasez de medicamentos. Algo que evita AMLO con sus rápidos movimientos de cintura y su aparente guardia descuidada. Fintea, esquiva y contragolpea.
Una máxima del periodismo dice que si alguien afirma que llueve y otro que está soleado, el trabajo del periodista no es publicar ambas versiones, sino abrir la ventana. ¿Pero qué pasa cuando alguien dice que afuera está soleado y al mismo tiempo es de noche? Eso es una trampa.
Yo solo aventuro una hipótesis.