Mediocre crecimiento de México
Parece haber una desconexión entre los que nos dedicamos a seguir la economía mexicana y el grueso de la población del país. Mientras que los economistas señalamos que la economía no está bien, para la mayoría de las personas no pasa nada.
Perciben que la vida es en el gobierno de la señora Sheinbaum justo igual que era en el gobierno de López Obrador. Si bien, ni el sistema de salud, ni la seguridad, ni la educación pública están para presumir; no importa, ya que en México en realidad nunca han estado o funcionado bien, por lo que no notan diferencia alguna.
Si acaso, sí reconocen que con estos gobiernos, ahora reciben directamente algún tipo de apoyo económico del gobierno. Por lo que para el grueso de las personas, la economía va. No se percibe que vaya de maravilla, pero tampoco que “vaya mal”, como lo afirman los que hablan de la economía.
La realidad de los datos dice que la economía está deteniéndose desde septiembre del año pasado.
Cuando los que seguimos la economía nacional hablamos de que la economía va mal, no específicamente nos referimos a que estamos cayendo en una crisis económica y financiera de pesadilla, como las de los años 80´s o 90´s, sino a que el ritmo de crecimiento que lleva el país no es suficiente.
¿Y eso por qué importa?, dirían las personas. El problema es que una economía que crece menos o que se estanca, es una economía que no aumenta su generación de valor a través de la producción y del trabajo. Significa una sociedad que no puede absorber a la totalidad de las personas en un empleo formal y que los obliga a tener que sobrevivir en la economía informal.
Hoy tenemos a poco más de la totalidad de la población en edad de trabajar en la informalidad, es decir, fuera de los beneficios que otorga un empleo formal, como las prestaciones sociales y el derecho a tener en su momento, un retiro o una jubilación. Muchos dirán que esa situación viene desde mucho tiempo atrás.
México siempre ha sido así. Y en efecto, tienen razón. Y es que el país desde las espantosas crisis de principios de los años 80´s, dejó de crecer al ritmo necesario por su población. De crecer en promedio al 6 por ciento real anual, bajamos a un mediocre 2.5 por ciento.
Esa caída en el dinamismo económico desde hace más de 40 años ha dibujado el país que hoy tenemos. Pocos empleos, salarios castigados y medio México viviendo de propinas en la calle.
Por eso era importante que el nuevo gobierno de López Obrador priorizara el crecimiento económico. Y por eso, en su campaña, no tenía pena en afirmar que buscaría un crecimiento del 4 por ciento.
Es por eso mismo que es doble el fracaso económico de AMLO. Porque habiendo tenido todo para plantear un país con un despegue económico, decidió plantear un modelo de ataque y cierre a la inversión privada y a la destrucción de la confianza para nuevos negocios e inversiones.
La consecuencia: Su sexenio con un 0.8 por ciento anual, fue el de peor crecimiento económico en toda la historia desde que llevamos contabilidad del PIB, solo superado por el gobierno de Miguel de la Madrid.
El golpe fatal que selló fuerte fue, la destrucción del Nuevo Aeropuerto de la Ciudad de México, el NAIM, y de ahí para el real, el sexenio de AMLO se descarriló. Tiró toneladas de dinero público en proyectos sin rentabilidad social y mucho menos económica, como el tren maya. Y prefirió, repartir dinero en efectivo en programas sociales.
Esa política le entregó una victoria electoral abrumadora en 2024 y le otorgó a su heredera, mucho más poder del que habían esperado.
Por eso Sheinbaum no cambiará la política amloista: seguirá repartiendo dinero en efectivo y poniéndole trabas a la inversión privada. El resultado será otro sexenio de mediocre crecimiento económico.
Si con AMLO parecía que ya habíamos tocado fondo con un 0.8 por ciento anual, con su heredera no parece que vaya a mejorar: Ya hoy los pronósticos andan en 1.3 por ciento para este año y 1 por ciento para el que viene.
Así pinta para otro sexenio de fracaso.