Ideas

Meade, Alfaro, Mancera, Zavala, Zamora y los que se sumen

La vorágine política de los últimos días es abrumadora. No queda opción: hay que hacer apenas un apunte sobre cada personaje, a manera de micromemoria (concepto que le robo por segunda vez al escritor Fernando León) para el cuaderno político que se escribirá en nuestro país en los próximos meses. 

José Antonio Meade y el primer error del PRI. La esquizofrenia priista nacional orilla al jefe máximo de ese partido a elegir a un candidato sin credencial tricolor (no vayan a creer que trae las mismas mañas) y luego lo unge lo más rancio del sindicalismo anacrónico más detestable y de lo más entelarañado y vicioso del PRI. En su primer día, Meade se esmeró por dejar atrás, en menos de tres horas, el perfil que lo hacía interesante al electorado antipejista e incluso propanista que lo podía ver como opción. El no priista se inyectó sangre de dinosaurio en exceso. 

Enrique Alfaro. El político más valioso de MC le dio la espalda al Frente (¡qué buena imagen!) y puso otra vez en entredicho el pegamento de ese engendro en el país. Él lo ve claro como no pueden verlo Anaya, Delgado y Barrales, quienes perdieron perspectiva territorial hace mucho tiempo. No sólo en Jalisco no tiene sentido que se unan Raúl Vargas, Alberto Cárdenas y Enrique Alfaro, sino que en unidades territoriales más pequeñas, como en la delegación Miguel Hidalgo, ningún perredista dará la mano a los panistas que siempre combatieron, por mucho que la Presidencia esté en juego. Y así en todo el país, que es mucho más complejo que la grilla elegante del Senado. 

Miguel Ángel Mancera. El político que alguna vez fuera la imagen arrasadora del nuevo PRD capitalino y que hoy araña apenas 4% del electorado, defiende con desesperación su papel histórico en la idea de hacer una tercera vía al “chavismo” de López Obrador y a la “mafia del poder” representada por el PRI. Pero se le escurre porque la idea, que no es mala, se instrumentó con elementos que no pegan entre sí, como ya vimos en Jalisco.

Margarita Zavala. Con “frentenstein” o sin él, la fuerza histórica del PAN sí tiene una opción electoral: puede ir con la ex panista que hoy busca lugar en la boleta. Líderes y personajes de ese partido lo dicen a los cuatro vientos, pero con todas sus letras, lo dijo ayer Ernesto Cordero: ningún militante puede estar obligado a votar por el Frente o sumarse a las “barbaridades” que propone. ¿Qué les queda? pues Margarita. 

Arturo Zamora. El líder de la CNOP y uno de los priistas más destacados de los últimos años ya está enfilado para la candidatura tricolor. Él es un hombre inteligente, con experiencia y personalidad, pero no es alternativa electoral frente a la fuerza de la opción alfarista ni representa la continuidad (o la defensa) de un proyecto local. Zamora está vinculado al viejo priismo y su candidatura sería un error estratégico.

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