Ideas

Más que un Club

Con la venia del lector amable, sobre la noticia de la semana -¡y de muchos años!- en el mundo raro del futbol, va “la del estribo”...

*  Varias veces, en la presentación de libros (de Jaime “Tubo” Gómez, Antonio Fábregas Puig, José Manuel Flores, etc.) sobre la brillante historia del Club Guadalajara, fue inevitable reparar en el contraste entre la comprensible popularidad de las “Chivas” y la aparentemente absurda popularidad del Atlas. ¿Qué sustento tenía esta última, si los equipos Rojinegros parecían condenados por el destino a ser eternos segundones, a la mediocridad, a reservar sus celebraciones para cuando conseguían eludir el descenso o regresaban del purgatorio de la Segunda División, y a que se les llamara “campeonísimos” (así, con minúscula) del circuito inferior?

Finalmente, se convenía en que la enfermiza fidelidad de los seguidores del Atlas no encajaba en los parámetros ordinarios de los futbólatras. El lema de “Arriba el Atlas... aunque gane”, los retrataba de cuerpo entero. Ni los triunfos -tan escasos- ni los títulos -¿cuáles...?- explicaban ese fenómeno.

El suyo era un amor platónico: un enamoramiento gratuito, desinteresado, desprovisto de argumentos racionales, con los colores, con el escudo, con un estilo que privilegiaba lo estético sobre lo pragmático.

* Por el Atlas pasaron varias generaciones de jugadores que dejaron huella en la memoria de sus seguidores... aunque no consiguieran títulos: la del “Pistache” Torres como jugador y sus contemporáneos Marcelino, “Palmareño”, Del Muro, Jáuregui, Zárate, Pablo Flores, Cisneros, Carlos González, Luis de la Torre...; “Los Niños Catedráticos” de Javier Novello (Javier Vargas, el “Campeón” Hernández”, Magdaleno Mercado, Pepe y Chuy Delgado...); “Los Amigos del Balón” con el “Pistache” como técnico (Brambila, “Pillo” Herrera, Berna García, Chavarín...); los finalistas del Verano 99 con Ricardo La Volpe al frente y Cabuto, Rafa Márquez, el “Chato” Rodríguez, Zepeda, Osorno y demás en la alineación. Todos ellos sembraron ilusiones; ninguno llegó a la fase de la cosecha.

Los dirigentes (Alberto Alvo, Felipe Zetter, Juan de Dios de la Torre...) se significaron por su romanticismo; por un amateurismo bien entendido, sin duda: nada que ver con el profesionalismo y el criterio empresarial de quienes fueron, el domingo, detrás de los héroes que estuvieron en la cancha, protagonistas de la página de oro que escribió el Atlas.

Un Atlas cuya peculiar historia lo autoriza a hacer suyo el lema del Barcelona: “¡Más, mucho más que un club...!”. (fin).

jagelias@gmail.com

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