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Más fuerza que emoción 

Programar el Concierto para piano y Orquesta No. 1 (en Si bemol menor, Op. 23), de Tchaikowsky, como se hizo para la función inicial de la Segunda Temporada 2019 de la Orquesta Filarmónica de Jalisco (OFJ), la noche del jueves en el Teatro Degollado, asegura la taquilla (hubo sala casi llena) y casi garantiza la plena aprobación mayoritaria: se trata de una de las obras más populares del repertorio sinfónico, y -lo consignaba el programa de mano-de uno de los conciertos para piano más populares que existen. (El tema inicial es tan conocido como el de la Quinta Sinfonía de Beethoven, por ejemplo).

Por contrapartida, programar una obra tan popular implica un compromiso mayúsculo para orquesta, director y solista, porque buena parte del auditorio tiene en la memoria varios modelos de referencia. Así, en la versión ofrecida por la OFJ, con el joven (31 años) pianista ruso Dmitry Masleev como solista, hubo, por parte de este último, más fuerza que emoción; por parte de la orquesta y de su director titular, Jesús Medina Villarreal, fragmentos en que se aceleró el tempo -prestos que sonaron atropellados-, en detrimento del fraseo. Es cierto que la partitura, demandante en cuanto a intensidad sonora, lo propicia… pero también que se descuidó el equilibrio con los pasajes en que el espíritu de la misma partitura, como en muchas otras obras del mismo autor, tiene un carácter predominantemente melancólico.

Masleev, en la cadenza del primer movimiento, no estuvo exento de ocasionales impurezas, e incurrió en los mismos señalados excesos de volumen. Lo mismo sucedió con los metales, en el tercer movimiento de la obra. Lo mejor fue el segundo movimiento (andantino semplice)… y que no hubiera aplausos entre un movimiento y otro. Con un arreglo del Hada de Azúcar, del Cascanueces, también de Tchaikowsky, el solista correspondió a los aplausos del público.

La velada se abrió con la suite El Festín de los Enanos -en el afán, un tanto demagógico, de programar música mexicana a toda costa-, y se cerró con Cuadros de una Exposición, de Mussorgsky, en la consabida versión orquestal de Ravel, bien resuelta por el ensamble y con lucimiento adicional de saxofón, tuba, trompetas, metales en pleno y percusiones.

El programa, como de costumbre, se repite este domingo, en la misma sala, a partir de las 12:30 horas.

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