Más allá de la felicidad
Es una interesante reflexión el saber si realmente se puede ser feliz en esta vida, pues por un lado los nihilistas, por el otro los pesimistas y los escépticos afirman que son puras ilusiones. En cambio, hay quienes afirman que sí se puede encontrar la felicidad en esta vida, a pesar del sufrimiento y las calamidades.
Si consideramos a buena parte de los filósofos que sustentan lo alcanzable de ella, también aparecen los que de plano la ven inaccesible.
Al menos existe una solución intermedia, que consiste en no perseguir la felicidad, sino en darle sentido a la vida. Para empezar, el que valga la pena levantarse cada mañana y tener el entusiasmo y las ganas de hacer lo que uno quiera. Y así, ir consiguiendo metas y objetivos con un rumbo definido.
Encontrarle motivos positivos a las actividades que realizamos, como bien dicen algunos autores: “Los detalles cotidianos son los que marcan la pauta de lo que genera el gusto por vivir”.
Las mejores propuestas que he conocido tienen que ver con el estilo de vida, más que conquistar la felicidad, es decir; conjugar la paz interior, vivir con tranquilidad, buen humor, ser capaz de conseguir lo necesario para vivir, aunque sea en forma modesta y contar con seres queridos, particularmente la familia y las amistades.
Epicuro y posteriormente los estoicos, proponían vivir con sencillez, pero sobre todo sin preocupaciones y saber cómo resolver los conflictos (con uno mismo, especialmente con los demás), pues los problemas son ineludibles, por lo que la manera de afrontarlos y superarlos es la clave para vivir con estabilidad y ecuanimidad.
Tal vez lo que más estropea nuestra calidad en el estilo de vida son las emociones negativas, es decir, el miedo, el enojo, la tristeza, la incertidumbre y todos los apegos y aversiones que nos hacen estar intranquilos y sin la fluidez necesaria para afrontar los problemas que, día a día, la misma vida nos presenta.
Sabemos que las personas que tienen una alimentación equilibrada, que practican actividades físico-atléticas, con una sana alimentación y un descanso reparador tienden a ser más felices que las que viven el desorden y la inestabilidad.
Entonces viven mejor aquellos que le han encontrado un sentido a sus vidas y son capaces de vivirla sin el agobio del dolor, el sufrimiento y los problemas; porque se sienten seguros de que pueden superarlos y seguir adelante de una manera positiva y agradable.
Esta generación requiere revalorar lo que es la felicidad e ir más allá del confort y el consumo, como una Idealización efímera de la felicidad. Frente a la depresión, el entretenimiento, las adicciones, el vacío existencial, el nihilismo, el agnosticismo y el ateísmo, está la opción por descubrirle un sentido más profundo y responsable a la vida.
Parece que la felicidad no es algo que se alcanza, sino es la manera en que vives todos los días. Finalmente el valor y el sentido que se obtiene, al dejar atrás algo de la mucha ignorancia y carencia de consciencia que padecemos.
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