Marichuy: palabras para agrietar el muro
Basta escuchar con atención las palabras de los integrantes del Concejo Indígena de Gobierno (CIG), para confirmar que se está ante otras formas de hacer política, otro modo de hablar y escuchar a quienes se convoca y que su narrativa es totalmente distinta y opuesta a la de los miembros de la podrida partidocracia tradicional.
No hay acarreados, no hay dispendios, pero lo más importante, no van a escuchar las mentiras y vanas promesas que de por sí definen a los candidatos presidenciales de la partidocracia podrida. Las palabras de los integrantes del CIG describen los horrores y dolores que va dejando a su paso la tormenta capitalista, cada vez más violenta, cada vez más destructora.
Así ocurrió ayer en Guadalajara cuando la vocera del CIG, María de Jesús Patricio Martínez, se reunió en la Rambla Cataluña con cientos de personas de la zona metropolitana. Para enfatizar y remarcar que la de Marichuy no es una candidatura individual, sino la expresión de un gobierno colectivo, la vocera del CIG siempre va acompañada de otros concejales.
Cada uno de los concejales repasa los dolores de sus pueblos y comunidades, y ninguno habla de promesas o lanza ofrecimientos vanos. Lo que hay es un llamado constante a organizarse, a reunir las rabias y resistencias para desde ahí tejer la esperanza de emerger desde abajo, para destruir lo que desde arriba destruye la vida.
Ese es el mensaje central de Marichuy en esta campaña que no es una campaña tradicional al estilo de la partidocracia que defiende el sistema. Es necesario organizarse para defender la vida. Así lo dijo Marichuy: “Nos toca organizarnos porque la represión y el despojo se harán cada vez más agresivos y la tormenta que se viene manda peligrosos avisos, como la supuesta Ley de Seguridad Interior con la que el mal gobierno busca hacer legal la dictadura, las violaciones graves a los derechos humanos cometidas por policías y militares y la guerra contra quienes se organicen”.
No se parte de cero, nos dice. Existe la experiencia de resistencia secular de los pueblos originarios y sus formas de gobierno comunitarios y formas autónomas de reproducción de la vida. Las experiencias de los pueblos originarios son “luces que iluminan la esperanza (…) en medio de la oscuridad”.
Pero cambiar todo lo que destruye y pone en peligro la vida, es necesario enlazar las luchas de los pueblos con las de la ciudad, que es el “epicentro del destructivo tejido capitalista”; la vocera del CIG llama a todas las formas de organización desde abajo, la forma que sea, a gobernarse a sí mismos; llama a mirar a todos los que están a nuestro lado: “Veamos al compañero, a la compañera, hagamos una sola palabra rebelde que agriete el muro”.
Las palabras de Marichuy de los concejales del CIG, como puede verse, no andan en campaña tradicional para pedir el voto; es una iniciativa política para llamar a organizarse y entre todos, agrietar el muro de la dominación capitalista. Está claro que esta no es una campaña que termine el 1º de julio de 2018. La organización desde abajo apenas comienza a caminar.