Ideas

Margarita Josefina Zavala Aguilar

Margarita Josefina Zavala Aguilar ha publicado periodismo de opinión; narrativa, poesía, ha colaborado en diversos programas radiofónicos; actualmente en A las 09:00 horas con Usted, de Yolanda Zamora, y ejerce la docencia en Sogem.

Las letras marcan un viaje iniciático de errancias por la arquitectura de mi recorrido. Son las señales de mi camino. En ellas indago el sentido de la vida y la riqueza del encuentro con el otro y conmigo misma a lo largo de etapas y transformaciones. Me ayudan a comprender y comprenderme. A descifrar los signos. A nombrar sus avatares, dificultades e ir bordando con los instantes un lienzo de narrativa donde se revelan las pistas del laberinto indiscernible.

En ese camino he encontrado la oportunidad de aprender y aprehender los vericuetos que implica la conquista de la expresión; a navegar en las incertidumbres de los tiempos que llevan al aislamiento y la soledad; perseguir con deseo adolescente un faro que indica el puerto seguro para alcanzar la pureza y la claridad de la luz. Qué bueno que no lo he logrado. No ha quedado el sueño en la simple consumación y por tanto en el olvido. Al contrario. Continúa latente esa imagen que permanece oculta aun cuando se mira con los ojos cerrados y su presentimiento seduce hasta el delirio. El viaje implica una constante maduración. Nuevas búsquedas. Impulsos en los que interviene la memoria de los siglos en la tinta de escritores inmortales; el paisaje del futuro en los más jóvenes.

Sé que el caos lleva consigo un reto: la posibilidad de detectar el vínculo entre la reconstrucción individual y el sentido del mundo. Vínculo en el que tiene un papel trascendente la paradoja como arma por excelencia para disolver los obstáculos y poder formular una comunicación desde la autenticidad y el descubrimiento de una identidad cada vez más definida a través del ejercicio de la letra.

De la palabra he aprendido la importancia del compromiso social. De abrir ventanas hacia playas, montañas y escenarios lejanos y distinguir con ojo agudo los espejos donde encuentro mi propia imagen, que me dice que a ellos también pertenezco: lo que veo no es ya solamente un objeto de observación sino una parte de mí misma. Sus controversias son mías y en su territorio no soy extranjera.

Cada acontecimiento es un milagro que promete un horizonte para descubrir, aun con la bendita imposibilidad de dominarlo porque en el recorrido descubro que la pretensión de poner orden a la vida resulta en sacrilegio. Escribir la existencia es deslizarse por el filo de una navaja. Habitar el suspenso. Lo no resuelto.

Bendigo la letra. Bendigo a mis maestros. Bendigo la historia y la memoria… también el olvido; la ironía sin la cual es imposible vivir.

Cito, para acompañar mi camino, a Wim Wenders; “…(Las historias) son muy importantes como forma de supervivencia (…) Creando contextos las historias hacen la vida soportable y ayudan contra el miedo (…)”. Por eso y más, sigo en las letras.

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