Ideas

Manual para despolitizar Iconia

La madeja se ha enredado tanto que mejor hagamos un alto. No podemos reducir la vida pública de Jalisco al conflicto político entre el gobernador Enrique Alfaro y el Grupo Universidad. Tratemos de distinguir entre politiquería y realidad. 

Politiquería: El gobernador Enrique Alfaro y ahora también Pablo Lemus insisten en que el predio de Iconia es privado y por eso la demanda por despojo de inmuebles contra Javier, Iván y José es un pleito entre particulares.     

Realidad: Hasta ahora no hay un documento contundente que demuestre la posesión o propiedad del predio de Iconia en manos de la empresa Operadora Hotelera Salamanca. ¿Cómo podría la empresa ser dueña o poseedora del terreno antes de cumplir con la contraprestación de las obras que debió entregar hace 15 años? De ser así, hay una anomalía. 

Politiquería: El gobernador insistió en que el mega complejo inmobiliario Puerta Guadalajara fue avalado por la UdeG en esa fecha y luego, cuando en el Gobierno de Alfaro cambió a Iconia, lo respaldó Tonatiuh Bravo Padilla como rector. El aparato de comunicación estatal también vertió la versión de que Ricardo Villanueva, rector de la UdeG, había avalado Iconia. 

Realidad: En 2008 la UdeG formó parte del proyecto Puerta Guadalajara como integrante de un “órgano honorífico” con otras universidades para dar seguimiento a las obras. ¿Cómo podía anticipar que Grupo Mecano, la empresa que luego cedió el proyecto a Operadora Hotelera Salamanca, iba a incumplir?

Villanueva desmintió que hubiera dado su aval a Iconia en diciembre de 2016 como regidor priista en el Gobierno de Alfaro, pues para esa fecha ya era rector del CUTonalá. Sin embargo, Bravo Padilla estuvo ese mismo año junto a Alfaro en Casa Jalisco durante la presentación del Plan Maestro Huentitán, en donde se incluye Iconia. 

La explicación es simple. Mientras el Grupo Universidad y el Gobierno alfarista fueron aliados, la Máxima Casa de Estudios opuso mínima resistencia a los proyectos y negocios del alfarismo. O al menos no lo hizo tan frontalmente como ahora. 

Politiquería: La UdeG basó su campaña para liberar a los estudiantes en la idea de que estaban presos por protestar y que en Jalisco se reprime el derecho a la libre manifestación. 

Realidad: Claramente hay señales preocupantes de autoritarismo en Jalisco y riesgos para la libre manifestación -casos como los levantones del 4 de junio en Calle 14 y los pepenadores son ejemplos inaceptables-, pero a la Universidad le gana cada vez más el tono propagandístico y la víscera discursiva contra Casa Jalisco. Personaliza el conflicto, lo cual reduce el debate público a una lucha de egos. Esto no exime a Alfaro de incidir despóticamente en el encarcelamiento y liberación de los tres estudiantes. 

Finalmente, la defensa de Alfaro y Lemus de los intereses privados de Operadora Hotelera Salamanca y de Iconia es casi bochornosa. Un escupitajo a los pies de la ciudad. Por su parte, la Universidad tiene la oportunidad de convertir su agenda política contra el gobernador en una agenda de temáticas más sociales. Hasta ahora sus temas han sido el presupuesto y espacios de control en el Poder Judicial. 

¿A dónde voy con todo esto? Justo a donde debió empezar todo y a donde todo debería terminar. ¿Alguien ha hablado con los pobladores y pobladoras de Huentitán? ¿En 2008 y en 2016 les preguntaron si en ese predio municipal, propiedad de los tapatíos, querían obras de infraestructura y áreas verdes a cambio de un gran desarrollo inmobiliario? 

Se me ocurre una solución: una gran consulta pública, organizada por el IEPC Jalisco, para preguntarles a los habitantes de esa colonia emblemática de Guadalajara qué quieren. ¿No debimos empezar por allí? 

jonathan.lomelí@informador.com.mx

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