Mantener o frenar la aplanadora 4T
Más allá del accidentado y confuso inicio ayer de las campañas políticas por la tardanza del Instituto Electoral y de Participación Ciudadana de Jalisco (IEPCJ) en la revisión de las planillas para verificar el cumplimiento de los requisitos de cada aspirante a algún puesto de representación popular y los lineamientos como el de paridad de género, entre otros, no habrá que perder de vista las claves de lo que se juega a nivel local y nacional los próximos dos meses de contienda entre los partidos políticos, que será atípica por la emergencia sanitaria provocada por el coronavirus.
Como se sabe se trata de las elecciones intermedias más grandes de la historia del país en las que se votará el próximo 6 de junio por 21 mil 368 puestos de elección popular entre ellos 15 gubernaturas, mil 926 alcaldías, 500 diputaciones federales que renovarán la Cámara baja, así como las diputaciones locales de 30 Congresos estatales.
Sin duda, el centro de la atención y el principal reto electoral para el gobierno de la autollamada cuarta transformación será mantener la mayoría absoluta que tiene Morena y sus aliados en la Cámara de Diputados, por lo que es la disputa de las 500 diputaciones federales su prioridad.
Y es que gracias a esa hegemonía parlamentaria, y pese a toda la retórica oficial la 4T ha repetido en versión corregida y aumentada, la aplanadora legislativa como en los tiempos más rancios y autoritarios del PRI.
En detrimento y degradación del debate parlamentario, ese dominio le ha permitido al Presidente Andrés Manuel López Obrador enviar iniciativas de Ley que pasan en fast-track, sin debates ni ejercicios de parlamentos abiertos. Como dicen, a lo que manda AMLO no se le toca con el pétalo de una rosa y las iniciativas pasan sin modificación alguna, como sucedió con la nueva Ley de la Industria Eléctrica, que para fortuna de la democracia en México, paró el Poder Judicial donde está en litigio.
Por esta supeditación del Poder Legislativo a los designios del Poder Ejecutivo que tiene literalmente rotos los contrapesos y la independencia que en teoría se deberían mantener entre estos dos poderes de la Unión, es que la oposición también ha colocado como su prioridad en este proceso electoral el frenar a la aplanadora morenista y quitarle la mayoría de las 500 diputaciones a los partidos políticos aliados del Presidente.
En ese sentido, habrá que ver si la coalición “Sí por México” que constituyeron el PAN-PRI-PRD de manera improvisada y sin trabajar en una agenda común, logra en los próximos dos meses de campaña ese objetivo de arrebatar a Morena 150 de los 300 distritos federales en los que jugarán juntos, y así quitarles la mayoría en la Cámara de Diputados a la 4T.
La operación de esta alianza adquirirá un rol especial en Jalisco, por ser el territorio y bastión principal del partido Movimiento Ciudadano, que finalmente no accedió a formar parte de la coalición, lo que fue visto como una traición del gobernador Enrique Alfaro a los empresarios con los que inicialmente había trabajado en esta alternativa opositora. Habrá que ver cómo repercute esa circunstancia en el proceso electoral local del que hablaremos mañana.
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