Malas noticias para Jalisco
Cuenta la forma y cuenta el fondo. La manera en que operaron el gobernador del Estado, Enrique Alfaro, y sus diputados de Movimiento Ciudadano encabezados por el verdaderamente impresentable Salvador Caro, más que preocupar, indigna y enciende un foco rojo tirando a negro: autoritarismo puro, falsas promesas, actitud marrullera y caprichosa, desdén por las causas ciudadanas y enfrentamiento con la sociedad civil organizada.
A menos de dos meses de que la administración pública estatal entrara en funciones, a las primeras de cambio, muy diferente a lo prometido en campaña, se ignora la voz experta, de luchas añejas, de mujeres valientes que han entregado sus vidas y talentos a favor de la igualdad de género.
La extinción del Instituto Jalisciense de las Mujeres por iniciativa del gobernador y operada por Salvador Caro y los demás emecistas, más los legisladores del Verde, PRD y PT que votaron a favor, es una señal muy desalentadora; más que eso, es un mensaje de traición a compromisos y a causas.
Desde antes de que tomara posesión Alfaro se había considerado y planteado la posibilidad de desaparecer al IJM y agregar a una nueva secretaría la agenda de género. Grupos defensores de derechos humanos y mujeres que son ejemplo de trabajo asertivo y afirmativo con logros documentados (en los que sin duda se incluía el IJM) advirtieron que esa iniciativa lejos de contribuir significaría un retroceso.
Argumentaron con criterio y sentido común que esa “fusión” en realidad restaría importancia al trabajo realizado en el IJM con todo y las dificultades de siempre generalmente marcadas por la falta de presupuesto; pero además, se les estaba agrupando con sectores vulnerables sí, pero minoritarios… y las mujeres representan más de la mitad de la población.
¿Para qué entonces montar un escenario de atención y escucha? ¿Qué la postura no era hacer política de manera diferente? ¿Marcar una clara distancia con respecto a los usos y costumbres de la clase política corrupta y marrullera que hemos tenido? El error me parece grave, muy grave y creo firmemente que no había necesidad porque además los grupos defensores de derechos humanos, con tiempo expresaron y argumentaron su desacuerdo. ¿Qué tal negociar, gestionar, ejercer oficio político, discutir, convencer, aducir? ¿Por qué, en lugar de eso, sorprender e imponer? La carrera política de alguien avanza veloz… en picada.
Son malas noticias no sólo para las mujeres sino para todos los jaliscienses, hombres y mujeres a merced ahora de decisiones arbitrarias, autoritarias, lejanas varios años luz de lo prometido y comprometido. Qué decepción tan grande.
Y parece que hacen la mancuerna perfecta, ¿no? Me refiero a Alfaro y a Caro. Desde antes, claro, pero ahora queda en evidencia de una manera burda; adiós a las esperanzas de contrapeso y equilibrio. Las “explicaciones” de Caro de por qué se adelantó la sesión y la votación de la iniciativa para desaparecer el IJM, la verdad que están para guardarlas en el archivo donde se almacenan las más grandes bajezas de la clase política mexicana; Caro hace gala de estulticia, carece de habilidades políticas, no sé qué hace ahí.
Me gustaría saber qué dicen y piensan las mujeres que trabajan con Alfaro, Margarita Sierra, por ejemplo. ¿Y qué pasó con el voto a favor de Mara Robles y de las otras mujeres de MC? ¿Para qué sirve o quién podrá creer en la “bancada de mujeres” en el Congreso del Estado pomposamente armado en noviembre del año pasado con la idea de dar seguimiento a la agenda legislativa a favor de la igualdad de género y combatir la violencia? Claro, son ejemplo de cuando el activismo sólo sirve para llegar y alcanzar metas personales; de cuando las causas colectivas sólo sirvieron para trepar. Qué mal.
Ayer se publicó en medios que había una contradicción manifiesta en los colectivos, que pedían para México lo que rechazaban en Jalisco, pero no es así. Está claramente tergiversada la información. Para lo que no encuentro calificativos es la afirmación de Alfaro de que las “feministas inconformes” se aliaron con Morena, PRI y PAN para descalificar su propuesta cuando se había cuestionado desde el año pasado.
¿Así va a ser? ¿Cuándo algo no camine como él quiere entonces va a descalificar?
La actitud del gobernador Alfaro, la de Salvador Caro, las de las mujeres legisladoras que votaron a favor, las que guardaron silencio, el madruguete, el cierre de las puertas del Congreso a las activistas que querían manifestar su inconformidad e indignación, el desdén, las falsas promesas, el teatro, la simulación… todo eso es violencia.
¿Así va a ser? Si la respuesta es sí y no hay indicios de que se vaya a actuar de otra manera, apegada al sentir de la sociedad, sin engaños ni tretas mañosas, son malas noticias para Jalisco, muy, pero muy malas.
(lauracastro05@gmail.com)