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Made in China, burbujas inmobiliarias, desempleo y natalidad

La actual tendencia a la baja que se ha presentado en los nacimientos en China, que cuenta con alrededor de 1,412 millones de habitantes, ha levantado las alarmas del Partido Comunista por las señales de insostenibilidad que considera para su sociedad y su economía. Me explico. La caída en la tasa de fecundidad (promedio de hijos por mujer), la cual pasó de 1.69 en 2010 a 1.16 en 2021, va en contra de las políticas de vivienda que ya estaba implementando el Gobierno de la República Popular China desde principios de los 2000 y que mostró un auge en 2010. Las llamadas ciudades artificiales, que no han sido habitadas hasta el día de hoy, abonaron a que el sector inmobiliario creciera hasta ser una cuarta parte de la producción económica del país y un sostén para el crecimiento económico. Empresas como Evergrande, por ejemplo, impulsaron la riqueza de los gobiernos locales comprando sus tierras y generando perspectivas de confianza para la población trabajadora fomentando la inversión, pero este auge no es visible, ya que actualmente carga una deuda de más de 300 mil MDD. 

A esto hay que sumarle un fenómeno que hoy tiene inundadas las redes sociales de “streamers” callejeros: las altas tasas de desempleo juvenil. Para junio de 2023, el desempleo en jóvenes de 16 a 24 años fue de 21.3%, alcanzando un récord que resultó en la decisión del Estado de ser opaco en las cifras oficiales, respuesta que nos es familiar a los mexicanos. La publicación de estos datos de desempleo fue suspendida por la Oficina Nacional de Estadística, en un esfuerzo, si me preguntan, de sacudirse la responsabilidad que tiene de apoyarles, ya que les orilló a comprar propiedades inaccesibles dejándoles vulnerables frente a las constructoras.

A pesar del apoyo del Partido Comunista, con el que se construyeron ciudades enteras con créditos y préstamos que provenían hasta de sus mismos trabajadores, la poca relación que guarda el alza en los precios y el aumento en los salarios, dio señales de una burbuja inmobiliaria a la que contribuyó el Gobierno al controlar los precios de la vivienda, con lo que los desarrolladores no obtuvieron las utilidades para cumplir con sus obligaciones financieras.

Los factores sociodemográficos con mayor influencia en la crisis del mercado inmobiliario chino han sido: 1) baja en natalidad, 2) baja demanda de vivienda, 3) sobre oferta de vivienda, 4) bajo interés por adquirir vivienda fuera de las grandes urbes y 5) las decisiones del Partido en los gobiernos locales, más afines a las inmobiliarias que a la necesidad de vivienda.

Los fenómenos que he mencionado caracterizan parte de la dinámica socioeconómica al interior del gigante asiático y nos hacen una advertencia sobre las repercusiones macroeconómicas que estas variables combinadas pueden tener a largo plazo. En consecuencia, la posición de China a la vanguardia de la economía global podría tener una duración mucho menor de la esperada por las rutas de vivienda que decidió tomar.

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